Rafael Soares has spent years investigating killings and abuse of power by the police in Rio de Janeiro's poor communities. Image: Shutterstock
Mis herramientas favoritas: Rafael Soares, sobre investigar la violencia ejercida por la policía
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El periodista brasilero Rafael Soares califica a su ciudad natal, Río de Janeiro, como un lugar donde “se mezclan el cielo y el infierno”. Le encanta su lugar de origen, lo considera “el mejor lugar del mundo”, pero también una metrópolis afectada por crímenes violentos e inseguridad.
Su trabajo es investigar la violencia ejercida por los militares y la policía que intentan reducir la tasa de delincuencia. El año pasado, murieron 1.300 personas a manos de funcionarios del orden público en Río. Hubo más muertes vinculadas a la policía que en Estados Unidos, un país que ha tenido protestas a gran escala en contra de la brutalidad policial. “La policía afirma que brinda seguridad a la sociedad”, comenta. “Pero no estamos en guerra”.
A Soares le asignaron el rubro de la policía militar cuando comenzó como periodista novato en Extra, un periódico sensacionalista que forma parte del conglomerado de medios de comunicación Globo. La sección de delitos a la que estaba adscrito era importante y aprendió de un equipo talentoso.
Comenzó a buscar información pública para sus artículos y, si había lagunas en los datos, rastreaba la información de otras fuentes para crear sus propias bases de datos. Ahora, como periodista de investigación en Globo, el periódico distintivo del grupo, ha dedicado casi una década a explorar el turbio y complicado mundo de la violencia relacionada con las fuerzas policiales.
En muchos de sus casos, los funcionarios implicados alegan que se les dispararon primero. Una afirmación que, según él, a veces se usa para evitar el escrutinio. De ahí que Soares busca testigos e informes forenses para encontrar pruebas de incidentes en los que podría haber mala praxis policial.
“Estas cosas ocurren en lugares de los que nunca oyes hablar, en comunidades pobres con muy poca cobertura”, afirma. “Hoy, probablemente morirán tres personas a manos de la policía en Río. Estos casos no saldrán en el periódico mañana ni en ningún otro lugar. Se ha normalizado. Otros periódicos y los canales de televisión donde los periodistas cubren sucesos no llegan donde ocurren estos delitos”.
La investigación de Soares titulada “Cómo muere un hombre inocente en Río de Janeiro” ganó la categoría de investigación en los premios 2020 Cláudio Weber Abramo para el periodismo de datos de 2020.
Su trabajo exploró durante un mes un récord de muertes causadas por la policía en Río en julio de 2019. Identificó 12 casos de “confrontaciones policiales con bandidos” que, en realidad, evidenciaban muchos errores. “Todo sugiere que las fuerzas de seguridad ocultaron la realidad para no responsabilizarse por las muertes de personas inocentes”, asegura .
También recibió el reconocimiento al reportero local 2021 en los Premios Kurt Schork de Periodismo Internacional de la Fundación Thomson. El jurado de ese galardón destacó su «meticulosa labor de investigación, búsqueda de fuentes y periodismo» y su compromiso por «establecer vínculos estrechos con comunidades a las que rara vez se les da voz».
Le preguntamos a Soares cuáles son sus métodos y herramientas favoritas, que se clasificaron en tres categorías generales: minería de información pública para crear bases de datos de una visión global; exploración de informes forenses policiales y combinación de datos con periodismo de campo de la vieja escuela.
1. Búsqueda de información pública para crear bases de datos de una visión global
Desde los datos de seguridad pública hasta las estadísticas de asesinatos y delitos, la capacidad de rastrear las cifras clave ha sido fundamental en la carrera de Soares. “Sigo los datos que proporciona el Estado sobre los delitos en Río cada mes. Son indicadores de delincuencia divulgados a través de la transparencia activa, pero la información que quiero no siempre está allí”, dice Soares. “Cuando investigas sobre el delito en Brasil, y esto se lo digo a los periodistas más jóvenes con los que trabajo, el gobierno puede que no tenga los datos que necesitas. Debes crear tus propios datos”.
Cuando los datos no son accesibles públicamente, Soares presenta solicitudes de libertad de la información (FOIA, por sus siglas en inglés) para obtener informes e investigaciones que puedan apoyar su reportaje. “FOIA existe en Brasil desde 2011, pero el estado brasilero sigue siendo muy opaco. La transparencia no es la norma, sobre todo en los estados y municipios”, afirma.
Hace poco, utilizó solicitudes FOIA para acceder a microdatos sobre delitos, que revelaban la ubicación, fecha, hora y cuál comisaría era responsable de un suceso en específico. Pero, incluso eso, muchas veces no es suficiente, explica Soares. “Yo completo los datos que faltan con información que obtengo de fuentes, redes sociales y casos judiciales”, añade.
“Es lo que hice con la historia sobre las armas”, comenta, refiriéndose a su investigación más reciente sobre cómo las políticas sobre armas de fuego del presidente saliente Jair Bolsonaro beneficiaron a los grupos de crimen organizado y bandas de narcotraficantes.
“Comencé a armar la base de datos en enero con los casos judiciales. Leí las resoluciones de los tribunales y casos relacionados con cazadores y tiradores deportivos que tenían 30 armas y grandes cantidades de municiones. Comencé a investigarlos para mostrar cómo estas armas, estas personas, empezaron a asociarse con organizaciones delictivas para robar bancos”.
“A veces, creo las bases de datos desde cero”, señala. “Por ejemplo, en un artículo que hice sobre los crímenes cometidos con municiones desviadas de las fuerzas de seguridad, no existía un registro sobre el tema, así que creé la mía. Empecé a recopilar casos del tribunal y, cada vez que encontraba uno de desvío de municiones, lo agregaba a la base de datos”.
2. Exploración de informes forenses policiales
Algunas veces, hay pistas en informes forenses que generan preguntas sobre casos cerrados o en los que la declaración de un policía no coincide con las pruebas de la escena de un crimen.
“Por lo general, tengo acceso a informes periciales de fuentes o de procesos judiciales”, explica Soares. “Como llevo 10 años cubriendo la violencia policial, tengo experiencia leyendo informes de autopsias que muestran heridas de bala. Hoy en día puedo detectar las señales de una ejecución leyendo estos documentos. Cosas como “tatuajes”, una señal de que el cañón del arma estaba cerca de la piel de la víctima. Por supuesto, luego de un análisis preliminar, consulto con los especialistas para confirmar que mi interpretación es correcta”.
“Así se realizó el reportaje sobre los asesinatos de la policía”, añade, refiriéndose a su galardonado artículo exposé sobre 30 días de muertes a manos de las fuerzas de seguridad en Río. Para esa investigación, rastreó testigos para conversar sobre lo ocurrido. En algunos casos, dijeron que lo que la policía había dicho a los detectives no era lo que había ocurrido. Al contar la historia de cada muerte ese mes, reportó que 12 de las 195 muertes a manos de la policía en ese período tenía las “características de una ejecución”.
De estos reportajes, Soares ha aprendido a crear hojas de cálculo para conectar cabos sueltos o buscar nuevas pistas. “Al inicio de mi carrera, trabajaba con Abraji, la organización de investigación brasilera, y luego con Google Sheets”, recuerda. “En ese momento, no había nadie cubriendo los delitos cometidos por la policía en Río. Esto me ayudó, lo desarrollé durante muchos años”.
Rafael siguió esta metodología durante el mes de la historia de los asesinatos de la policía. “Comencé desde cero, creé mi tabla, mi archivo de Google Sheets que incluía la ciudad, vecindario, hora de muerte, nombre de la víctima y las características del asesinato. Podía cruzar esos datos para ver dónde se produjeron la mayoría de los casos, las características del delito”, explica. “Después fui a las comisarías en el estado de Río, así como a muchas ciudades, y pude acceder a la mayoría de las investigaciones e informes forenses locales”. ¿Y esos detalles? También terminaron en la tabla en Google Sheets.
3. Combinación de datos con periodismo de campo de la vieja escuela
Los datos nos dan tendencias y pistas cruciales; sin embargo, los periodistas de investigación no deben olvidar la importancia del periodismo tradicional de campo. “Esta parte del periodismo es fundamental”, recalca. “Hay manejo de datos que facilita las cosas y puede corroborar el trabajo preliminar, pero es fundamental llegar a una escena. Y también lo hago: ir a buscar testimonios de los lugareños”.
Sobre la masacre de Salgueiro de 2017, en la que investigó el asesinato de ocho hombres en una pequeña ciudad de Río, explica: “Si no hubiese ido allí a buscar testigos, nunca hubiese encontrado al sobreviviente que terminó dando un giro a la historia”. En ese caso, a las víctimas les dispararon apenas entró el ejército y la policía a un complejo de suburbios, mientras viajaban en tres vehículos blindados. “Pero ningún agente confesó pulsar el gatillo esa tarde”.
Admite que los años que ha dedicado a investigar delitos policiales y visitar cementerios le han pasado factura. Hasta que su título cambió al de periodista de investigación, dice que tuvo que rogar a sus editores que le dieran más tiempo para trabajar en sus investigaciones cuando estaba seguro de que había más que contar, pero no se ha visto tentado a cambiarse de área. Reportar sobre lo que ocurre en Río es parte de su personalidad.
“Soy de Río, me encanta la ciudad. Comencé en el periodismo solo porque amo la ciudad en la que vivo, es lo que me motiva”, afirma. “Me gusta lo que hago y no pienso dejarlo”.
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Laura Dixon es editora asociada de GIJN y periodista independiente del Reino Unido. Ha informado desde Colombia, Estados Unidos y México. Su trabajo ha sido publicado por The Times, The Washington Post y The Atlantic. Ha recibido becas de investigación de la Fundación Internacional para las Mujeres en los Medios y del Centro Pulitzer para el Reportaje de Crisis.