Fotografías de más de 600 niños sudaneses separados de sus padres en un sitio del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en Abu Shouk, Darfur del Norte, 2005. El CICR espera que, al mostrar fotografías en todo Darfur, las familias puedan reunirse. Imagen: Cortesía de Ron Haviv, VII
Investigar crímenes de guerra: hallar a los desaparecidos
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Investigar crímenes de guerra: entrevistas a víctimas y sobrevivientes
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Investigar crímenes de guerra: daño ambiental y a propiedad
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Investigar crímenes de guerra: hallar a los desaparecidos
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Investigar crímenes de guerra: cómo recolectar y conservar evidencias
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Investigar crímenes de guerra: autocuidado y sucesos traumáticos
Nota editorial: el final de esta entrada también incluye una entrevista especial hecha por Oliver Holmey a la periodista de investigación Pascale Bonnefoy Miralles, que ha cubierto extensamente los más de 3.000 desaparecidos durante los 17 años de dictadura de Augusto Pinochet en Chile.
El tormento de Yasmen Almashan finalmente terminó tres años después de que su hermano Okba desapareciera en su pueblo natal, Deir el-Zour, en Siria. Su cadáver, con señales de tortura, fue uno de los miles fotografiados dentro de las prisiones del presidente sirio Bashar Al-Assad.
Descubrir qué le sucedió a su hermano le trajo algo de alivio a Almashan. No obstante, durante la espera lo perdió todo. Otro de sus hermanos también desapareció y se cree que fue secuestrado por milicias armadas. Tres otros murieron en la violencia. En total, Almashan perdió a cinco de sus seis hermanos.
Casi una década más tarde, Almashan es una refugiada que vive en Europa con los miembros de su familia que sobrevivieron. Aún busca a su hermano Bashar, que fue secuestrado. Los asesinos de dos de sus hermanos, entretanto, no han sido identificados. La comunidad internacional aún debate cómo lidiar con la tragedia de las decenas de miles de personas que han desaparecido en Siria.
“Es normal que el dolor se reduzca luego de años de espera”, dijo Almashan. Encontrar pruebas de lo que le sucedió a Okba atenuó el sufrimiento.
Definir a los desaparecidos
Cientos de miles de personas alrededor del mundo desaparecen por guerra, conflicto, migración, desplazamientos masivos, desastres naturales o crimen organizado.
Los conflictos armados son el principal motivo por el que los civiles y combatientes desaparecen. También en las represiones gubernamentales, con el objetivo de generar terror. Asimismo, sucede durante las campañas estatales contra el crimen organizado o grupos armados. Hay personas que son sacadas de sus hogares, a menudo por agentes vestidos de civil bajo la cubierta de la oscuridad, y de quienes no se vuelve a saber nada.
El desplazamiento a causa de los enfrentamientos y los secuestros puede llevar a que niños sean separados de sus padres, se corten los lazos familiares y se destruyan culturas. La desaparición a menudo viene acompañada de otros delitos, como la tortura, la violencia sexual o los juicios sumarios y ejecuciones. El conflicto armado generalmente causa también que las personas huyan voluntariamente, como consecuencia directa o indirecta de la violencia, y este desplazamiento aumenta la probabilidad de que las personas desaparezcan.
Se cree que Siria tiene el número activo más alto de personas desaparecidas, la mayoría por agentes del gobierno, milicias y grupos armados. Según un estimado de las Naciones Unidas (ONU), 100.000 personas aún están desaparecidas desde que las protestas contra el gobierno estallaron en Siria en el 2011 y encendieron una guerra civil que ha durado más de una década. El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), una fuente clave para los familiares de las víctimas de quienes han desaparecido en conflictos alrededor del mundo, dice que la cantidad de personas desaparecidas ha aumentado a nivel mundial un 80% durante los últimos cinco años, para llegar a la cifra actual de 180.000.
Aun así, la cifra real de desaparecidos probablemente sea mucho mayor. Hay conflictos armados activos a lo largo y ancho del mundo, lo cual hace aún más difícil registrar y documentar a los desaparecidos, por la falta de acceso, el temor de los sobrevivientes de hablar y la continua violencia. En 2021, antes que iniciara la guerra de Rusia en Ucrania, se registraron 54 conflictos en los que al menos un actor era estatal, y hubo un aumento de más de 50% entre 2012 y 2021 de conflictos en los que no hay un actor estatal, la mayoría en África y América Latina.
Al problema de los desaparecidos se le suma el de la cantidad de gente que huye de sus hogares, que aumenta de año en año. Miles de cuerpos no identificados aparecen en las playas europeas cada mes, como un macabro recordatorio de estos éxodos. En 2020 hubo en todo el mundo 281 millones de migrantes, la mayoría de India, México, Rusia, China y Siria.
Aunque para las familias que añoran a sus seres queridos la agonía es la misma, para los propósitos de investigar a los desaparecidos puede ser útil entender las distinciones legales entre los diferentes grupos.
- Desapariciones forzadas, cuando un estado (u otro actor) usa la fuerza para privar a una persona de su libertad, y oculta o se niega a reconocer su paradero. Esta es una violación directa de la ley internacional de derechos humanos. Las desapariciones forzadas también violan o amenazan con violar, ciertas reglas bajo la ley internacional humanitaria, y podrían constituir crímenes de guerra. Si se cometen de forma amplia y sistemática, también pueden constituir crímenes de lesa humanidad (ver el capítulo sobre genocidio y crímenes de lesa humanidad en esta guía). En el caso de Siria, los grupos de derechos humanos han llamado a las decenas de miles de casos de desapariciones un potencial crimen de lesa humanidad.
- Otras personas que han desaparecido a causa de conflictos armados no necesariamente lo han hecho por crímenes de guerra u otras violaciones al derecho internacional. También podría ocurrir que las familias que huyen de la violencia del conflicto se separan o porque la comunicación y los registros colapsan por una infraestructura frágil. Sin importar cómo ocurra la desaparición, los estados tienen ciertas obligaciones según el derecho internacional humanitario de dar cuenta de los desaparecidos. Esto incluye rastrear qué sucedió con estas personas, montar sistemas para centralizar la información de quienes están bajo custodia, permitir que los prisioneros de guerra se comuniquen con sus seres queridos, y dar cuenta de los muertos, incluyendo marcar dónde están sus restos.
Encontrar las personas desaparecidas por lo tanto no es sólo un tema humanitario. La ley internacional de derechos humanos ha desarrollado muchas provisiones detalladas para prevenir y dar cuenta de los desaparecidos dentro y fuera de conflicto armado. Existen además distintos tratados y mecanismos regionales y de las Naciones Unidas para monitorear el tema.
Kathryne Bomberger, directora general de la Comisión Internacional sobre las Personas Desaparecidas dice: “creo que es hora de que los periodistas reconozcan que esto es un tema de derechos humanos y en el que se deben asegurar los derechos de las familias de las personas desaparecidas”.
Tanto el derecho internacional humanitario y la ley internacional de derechos humanos exigen investigaciones sobre posibles violaciones. En el caso de las supuestas desapariciones forzadas, los estados deben realizar investigaciones oficiales y efectivas sobre el destino y paradero de las personas desaparecidas, y las circunstancias de su desaparición, sin importar su trasfondo étnico, religioso, nacional, o su rol en conflictos violentos o abusos de los derechos humanos.
Bajo la ley internacional de los derechos humanos, los estados deben investigar a los desaparecidos teniendo en cuenta una variedad de circunstancias, incluyendo quienes desaparecieron en el mar o se sospecha que lo hicieron allí. De esta forma, los periodistas deberían cuestionar el fracaso sistemático de los estados, en particular si sus acciones sugieren patrones discriminatorios o un doble estándar hacia inmigrantes u otros grupos poblacionales, como minorías étnicas o religiosas. El estado tiene la responsabilidad, dice Bomberg, de investigar desapariciones de personas dentro de su territorio o jurisdicción.
El papel del periodismo al investigar las desapariciones
Las familias de lo que el CICR ha llamado una “tragedia oculta” deben sobrellevar un viaje de agonía. Al igual que investigadores y fiscales, los periodistas han jugado un importante papel trabajando con familias y activistas para esclarecer casos de personas desaparecidas, a veces revelando detalles sobre los culpables y otras ayudando a reunir familias.
Los periodistas en Sri Lanka, los Balcanes, Argentina y Líbano han jugado un papel protagónico al resaltar la importancia de establecer la verdad, identificar a los culpables y buscar la rendición de cuentas por las desapariciones forzadas, una tarea que se puede alargar durante décadas luego de cometerse los crímenes.
Obviamente, en el caso de las desapariciones forzadas, los culpables realizan grandes esfuerzos por ocultarlas y a menudo usarlas como un arma. Se estima que en Siria la mayoría de los desaparecidos lo han hecho en centros de detención, retenes o entierros organizados de prisa durante los combates. No obstante, también han desaparecido personas en centros de detención operados por grupos armados y en asesinatos en masa por parte de milicias, entre ellas uno de los grupos más violentos del mundo: el llamado Estado Islámico y sus afiliados.
El gobierno de Siria ha negado tener prisioneros políticos y no ha revelado registros públicos de detenidos, a pesar de los numerosos testimonios y amplia evidencia de centros con un exceso de personas detenidas. Las investigaciones sobre las condiciones en las prisiones, y las actualizaciones de muertes en registros gubernamentales, que se hacen años después, contradicen la narrativa de negación del gobierno sirio, y fue el motivo por el que la ONU hizo llamados para resolver la situación de los prisioneros.
En Myanmar han sido arrestadas arbitrariamente, desaparecidas o asesinadas miles de personas, incluyendo niños, durante la represión a las protestas contra el gobierno. En Nigeria, la República Democrática del Congo y otras naciones sub-Saharianas, miles han desaparecido en guerras civiles o ataques y secuestros de criminales.
Tan sólo en Nigeria, donde son frecuentes los secuestros por bandidos o milicias tribales enemigas, se han reportado 25.000 desaparecidos, siendo la mitad de estos niños. En algunos casos, las autoridades pueden desacreditar los testimonios de sobrevivientes por motivos sociales, políticos, étnicos o de género. Reportar a una mujer desaparecida se estigmatiza en algunas sociedades, pues la violencia sexual y el asalto a menudo acompañan un secuestro, así que reportar a una mujer desaparecida implica que la mujer ha sido violada. Tanto en tiempos de paz como de guerra, la desaparición y el asesinato de mujeres indígenas han sido en buena medida ignorados y poco reportados. Quienes desaparecen en las rutas de migrantes, entre quienes hay muchos que huyen de conflictos, son de grupos marginalizados con situaciones difíciles, y sobre ellos también se reporta poco.
No obstante, la búsqueda de las personas desaparecidas no se diluye en el tiempo. Los países aún enfrentan los legados de conflictos que terminaron hace mucho tiempo, y lidian con la angustia y dificultad de localizar e identificar a los desaparecidos. Es un tema en torno al cual hay disputas entre legisladores y activistas, incluso hasta décadas después de que los combatientes bajen sus armas. Aún se están revelando fosas comunes. En Sri Lanka, las familias siguen exigiendo respuestas para los 60.000 a 100.000 desaparecidos que se estima fueron víctimas de uno de los conflictos más largos de Asia (1983-2009).
Reportar sobre el hallazgo de personas desaparecidas tiene muchos retos. El tiempo y el silencio pasan factura. También lo hacen el temor entre los sobrevivientes de que cobren venganza las autoridades, las bandas criminales o los bandos del conflicto que aún mantengan su poder. Las asociaciones nacionales de familias de desaparecidos, los grupos locales y regionales de derechos humanos, y los archivos de redes sociales son excelentes recursos para investigar las atrocidades que se han cometido y hallar documentación para casos que las autoridades o los legisladores ya olvidaron hace tiempo. Durante los conflictos, los culpables de desapariciones forzadas a menudo cubren sus huellas y tratan de borrar cualquier rastro de existencia de sus víctimas. La falta de acceso a lugares donde se cometió el delito o donde hay evidencias también dificulta reportar la historia. Ahora, en algunos casos también sucede que los desaparecidos no quieren ser encontrados.
Algunas técnicas simples pero efectivas al realizar este tipo de investigaciones y buscar pistas para identificar culpables son buscar puntos de referencia geográficos y crear una línea de tiempo para confirmar la veracidad de secuencias de eventos. Búsquedas en redes sociales de individuos, grupos armados, y funcionarios públicos actuales o anteriores también ayuda a construir una base de datos, y reunir perfiles con nombres y rostros que aparecen en reportes de medios o testimonios de sobrevivientes.
Sin embargo, según Bomberger, uno de los grandes retos que enfrentan los investigadores es la falta de estándares políticos para lidiar con los desaparecidos. “Hay llamados para tener un mecanismo humanitario en Siria, por ejemplo, al tiempo que se piden investigaciones rigurosas y un tribunal para Ucrania”, dice ella.
“La guerra en Ucrania ha acentuado la necesidad de tener investigaciones adecuadas, alineadas con la ley, en casos de personas desaparecidas”, explica Bomberger. “El problema es el doble estándar que aún existe en países no-occidentales al adherirse a los estándares legales de casos de desaparición”.
En el contexto del conflicto en Siria, donde podría haber hasta 100.000 personas desaparecidas, dice que algunos en la comunidad internacional lo han llamado una aproximación humanitaria, más que basada en la ley. “Por ejemplo, se enfocan en el derecho de los familiares a saber qué ha sucedido con sus seres queridos, en lugar de la responsabilidad criminal. Además, en los países occidentales también hay un doble estándar cuando se trata de investigar la desaparición de personas que no son ciudadanas o pertenecen a una minoría”.
Dado que no se resolvió el conflicto en Siria y el presidente al-Assad sigue en el poder, algunos países de esa región y de otras están normalizando sus relaciones con el régimen sirio. Junto con esta estrategia de distensión hay llamados para crear un mecanismo para encontrar a los desaparecidos, sin introducir un componente de justicia criminal. Esto ha generado un debate entre activistas y sobrevivientes sobre si los culpables en esencia están quedando impunes por haber cometido asesinatos.
La prioridad debe ser proteger a los sobrevivientes, que puede incluir tácticas como ofrecerles anonimato y asegurar que protejan su identidad o los detalles sobre su paradero.
Investigar lo que ha sucedido con los desaparecidos durante un conflicto no sólo es esencial para proteger los derechos de los sobrevivientes y para averiguar qué sucedió con sus seres queridos. Buscar la rendición de cuentas de quienes son responsables por algunos de los peores crímenes en la guerra, aportar versiones factualmente correctas para el registro histórico y facilitar la transición de las sociedades hacia la paz también son algunas de las responsabilidades del periodismo
Construir relaciones con los sobrevivientes, asegurarse de que hay una comprensión cabal de lo que a menudo es un complejo ambiente de conflicto, recoger datos, dirigir las preguntas adecuadas a las autoridades y a quienes pueden actuar con respecto al tema, y ser persistente son algunas de las herramientas esenciales para investigar lo que ha
Consejos, herramientas y recursos
Construye confianza con los sobrevivientes y los testigos
Cuando hagas reportajes sobre los desaparecidos, un excelente comienzo es construir confianza con los sobrevivientes. Las redes de sobrevivientes compuestas por grupos organizados o por individuos pueden ofrecer algunos de los detalles y pistas más valiosos. Tienen las historias, fotografías y pertenencias de las personas desaparecidas, así como detalles de sus vidas. En algunos casos estuvieron con ellos cuando los desaparecieron y pueden identificar el último lugar donde fueron vistas y quiénes se las llevaron.
Desarrollar confianza con los sobrevivientes y mantener contacto con ellos, incluso cuando la investigación ha perdido ritmo o se ha detenido, es esencial para ganar su respeto y confianza, y te da una comprensión más profunda de las condiciones de la desaparición y del conflicto. Es incluso más importante en situaciones en las que el conflicto se mantiene, o cuando los presuntos culpables siguen en el poder. Las familias y los sobrevivientes a menudo están preocupados por hablar, y en muchos casos han perdido la esperanza de hallar a sus seres queridos. Debe ser una prioridad protegerlos y esto puede incluir tácticas como ofrecerles anonimato, asegurar que se mantenga confidencial la información sobre su ubicación o identidad, y usar medios de comunicación encriptados.
Comisión Internacional sobre Personas Desaparecidas (ICMP)
La ICPM es la única organización internacional que trabaja exclusivamente en el tema de personas desaparecidas. Con sede en La Haya y basada en un tratado internacional, esta organización tiene el mandato de asegurar la cooperación de los países y gobiernos para encontrar a quienes han desaparecido.
La organización ofrece a los familiares y sobrevivientes herramientas para reportar u obtener información sobre personas desaparecidas a través de su portal, un centro de consulta en línea, y una aplicación para teléfono móvil. La ICMP mantiene bases de datos sobre personas desaparecidas a las que pueden acceder grupos de la sociedad civil y autoridades locales, y pueden solicitarles a los miembros de familia reunir y almacenar muestras de ADN. También lleva a cabo operaciones forenses en campo, incluyendo reconocimiento y excavación de tumbas y fosas. Es esencial respetar el derecho a la privacidad cuando se solicite acceso a los datos, y los miembros de la familia deben aprobar esas consultas.
En el caso de los 40.000 desaparecidos en la guerra de los Balcanes, la ICMP obtuvo medio millón de muestras de ADN de personas desaparecidas y las comparó con más de 100.000 muestras de referencias de familias. Al hacer esto, esperaba identificar a personas desaparecidas con certeza científica, relacionar a personas desaparecidas con un lugar, facilitar que las víctimas buscaran compensación y documentar evidencia para un posible uso de información en juicios criminales. Se pudo dar cuenta de una sorprendente cifra de 70% de los desaparecidos. Los periodistas aún pueden acceder a datos que están abiertos para búsquedas. En el caso de Siria, donde la mayoría de las familias temen publicar su información porque el gobierno acusado de crímenes de guerra aún está en el poder, trabajar con la ICMP es fundamental para llegar a las familias y lograr su consentimiento para revelar sus detalles.
Comité Internacional de la Cruz Roja
El CICR ha jugado un papel protagónico en fijar las reglas de la guerra y esto incluye el derecho de las personas de conocer lo que sucedió con sus familiares desaparecidos. Ha identificado medidas durante conflictos que podrían ayudar a prevenir que las personas desaparezcan, como hacer llamados para que los combatientes porten identificación y hacer campañas para llevar el registro de las muertes, entierros y detenciones. También ayuda a que las familias se reúnan y a documentar quiénes han sido reportados como desaparecidos. Su Agencia Central de Búsquedas, fundada en 1870, también recoge y comparte información entre las partes de los conflictos internacionales y ayuda a las familias a buscar a sus seres queridos.
El CICR es uno de los pocos grupos que han negociado acceso a centros de detención operados por el estado, incluso en algunos de los regímenes más autocráticos. El comité, que protege su neutralidad y su capacidad de acceder a una amplia variedad de espacios, está a menudo poco dispuesto a compartir información con la prensa. No obstante, el CICR y miembros de las Cruz Roja nacionales alrededor del mundo trabajan con familias para ayudar a encontrar a los desaparecidos y lidiar con el trauma psicológico. Son un gran recurso para describir cuáles son los esfuerzos para encontrar desaparecidos y reunificar a las familias. Contactar a las familias es a menudo la mejor forma de saber si están dispuestas a compartir detalles de sus familiares desaparecidos y rastrear pasadas desapariciones. Regresar al último lugar donde fueron vistas, si es posible, siempre es una buena forma de encontrar nuevos testigos, pistas y ayudar a reconstruir el rastro de los últimos pasos conocidos de los desaparecidos.
Otros centros especializados
El Equipo Argentino de Antropología Forense es una ONG con sede en Buenos Aires que aplica técnicas de ciencias forenses para investigar, buscar, recuperar, identificar, restituir y conocer la causa de muerte de personas desaparecidas. Trabaja con familias que son escépticas de las investigaciones oficiales, los tribunales internacionales y los grupos locales. Manejan temas de víctimas desaparecidas en un amplio rango de circunstancias: desapariciones forzadas; violencia étnica, política, institucional, religiosa y de género; tráfico de drogas, de personas y crimen organizado; procesos migratorios, guerras, conflictos armados, accidentes y catástrofes. Entrena equipos en todo el mundo y ofrece opiniones expertas a periodistas. El grupo a menudo participa en excavaciones de fosas y su trabajo documentado puede aportar pistas para investigaciones posteriores.
Las búsquedas en redes sociales y otro tipo de investigaciones de fuente abierta son esenciales para encontrar información sobre individuos desaparecidos, localizar tumbar y reunir información sobre un incidente específico de violencia.
El Centro de Derechos Humanos de Berkeley-Universidad de California tiene un proyecto forense que ayuda en el análisis de ADN e identificación de restos, con un foco sobre El Salvador. El centro trabaja con expertos forenses y tiene un laboratorio de investigaciones que reúne información, verifica y evalúa evidencia, en los casos que buscan que los culpables de genocidio y delitos de lesa humanidad rindan cuentas ante la justicia. El centro ofrece entrenamiento a periodistas, investigadores y otros en los temas de investigación digital y de fuente abierta, y en otras herramientas que se necesitan para reportajes, planeación y recolección de datos.
Asociaciones nacionales y de familias
Activistas en Argentina, México y Siria, para nombrar unos pocos países, han recogido información, creado bases de datos nacionales y hecho campañas a favor de hallar a los desaparecidos. Mujeres argentinas que se conocen como las Abuelas de la Plaza de Mayo (o más comúnmente Las Abuelas), que perdieron hijos o hijas al régimen militar de los años 1970, han creado una base de datos para identificar a los casi 500 niños desaparecidos desde entonces. A julio de 2023, han localizado a 133 de los nietos desaparecidos.
En Siria, un fotógrafo militar que desertó del país sacó decenas de miles de imágenes de víctimas de tortura en los centros de detención de Siria, ayudando a familias a identificar personas desaparecidas. Las fotografías, que ahora hacen parte de la Cesar Files Organization, se usaron como prueba en el primer caso de tortura y homicidio en prisiones sirias, el año pasado en Alemania. Se puede obtener una rica fuente de información al identificar y contactar a grupos como aquel. Es una parte esencial de cualquier recolección de datos y puede conducir a investigaciones detalladas que acerquen el tema al público general.
Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas o Involuntarias de las Naciones Unidas
El grupo, con mandato de la ONU, tiene la tarea de ayudar a las familias a encontrar a sus allegados desaparecidos y hablar con gobiernos en representación de éstas. Hace llamados a los gobiernos para que realicen investigaciones en torno a los reportes o información que reciban. En visitas de país, asesora a los gobiernos en el respeto por los principios de los derechos humanos relacionados con personas desaparecidas e investiga casos individuales, por lo que es un buen recurso para periodistas. El grupo publica reportes anuales y periódicos de sus actividades, luego de visitas a país, y sigue principios rectores para búsqueda de desaparecidos basados en convenciones internacionales. Contactar al grupo de expertos de trabajo de la ONU ha sido un buen recurso para verificar y recibir actualizaciones sobre casos específicos, entender el contexto de un caso de desaparición y hacer seguimiento a las medidas para tratar el tema de las desapariciones.
Imágenes satelitales
La tecnología ha hecho una gran contribución para obtener mejores datos en la búsqueda de personas desaparecidas. Un ejemplo de esto es la investigación histórica de BBC News, Treblinka: Revelando las sepulturas ocultas del Holocausto. Gracias a las imágenes satelitales, radares que penetran el suelo y otras herramientas forenses, complementadas con fotografías aéreas de los lugares que datan de la década de 1940, la BBC identificó potenciales fosas comunes en el campo de exterminio, seguidas años más tarde de una excavación arqueológica años que las encontró. Maxar y Planet Labs ofrecen datos de alta resolución a sus aliados, incluyendo medios de comunicación, y han sido efectivos encontrando fosas comunes en Ucrania e Irak, por ejemplo. Observar Google Earth a lo largo del tiempo es una herramienta más accesible, pero de menor resolución. Con Maxar y Planet se puede dar la orden a los satélites para que amplíen la imagen de ciertos lugares. Además, GIJN ofrece una guía de recursos para encontrar y usar imágenes satelitales.
Estudios de caso
Refugiados ucranianos desaparecen en Rusia
Esta historia emergió cuando los reporteros de Associated Press notaron a refugiados ucranianos que eran enviados a Rusia y desaparecían. Sin embargo, dado que se estima que dos millones de ucranianos han terminado en Rusia, los periodistas de AP debieron entrevistar a decenas de personas, y revisar una gran cantidad de cuentas de medios y de redes sociales rusas y ucranianas para obtener un panorama acertado. El proceso de rastrear refugiados fue el centro de la investigación, incluyendo asegurar entrevistas con ucranianos que aún estaban en Rusia, que es una tarea muy compleja. Mediante entrevistas con refugiados y activistas que les ayudaban a entrar y salir de Rusia, los periodistas de AP reconstruyeron viajes que para muchos cubrieron miles de kilómetros de distancia y durante los cuales estuvieron incomunicados. Identificaron múltiples cuellos de botella en el camino, como refugios donde los rusos los mantenían durante semanas. En la travesía, y mientras les filtraban en lo que ha llegado a conocerse como “campos de filtración”, a muchos les desnudaron para hacerles requisas y sufrieron otros abusos a sus derechos humanos. Algunas personas no volvieron a ser vistas. La investigación fue la primera en una documentación comprehensiva de la sistemática deportación de ucranianos.
Las celdas de prisiones sirias se vacían por asesinatos en masa
Este reporte de Louisa Loveluck y Zakaria Zakaria, de The Washington Post, usa tecnología para iluminar uno de los aspectos más crueles de la larga guerra civil en Siria: el destino de miles de detenidos, a menudo incomunicados durante años, en los calabozos del régimen.
Según Loveluck, lo prolongada que ha sido la guerra civil en Siria ha hecho más difícil la tarea de investigar lo que sucede con los prisioneros. Con el pasar del tiempo, las condiciones en el terreno cambian y las entrevistas con personas detenidas al principio del conflicto no siempre esclarecen las condiciones actuales. El equipo revisó imágenes satelitales para identificar cambios recientes inusuales, como lo que parecían ser cuerpos en el patio de una prisión, y luego buscó individuos que pudiesen corroborar o disputar estos hallazgos.
Los reporteros contactaron a grupos de la sociedad civil para tender lazos con sobrevivientes que fueron liberados poco después de ese periodo y pasaron tiempo en algunas partes de la prisión, lo que les permitió estar cerca del patio en ese momento. “Los sobrevivientes nos contactaron con otros sobrevivientes y con el tiempo sus testimonios construyeron una imagen más clara, complementada con fuentes legales, de ejecuciones aceleradas luego de una desatención sistemática”, dijo Loveluck. El resultado es una investigación de nueve meses que expuso la práctica de ejecuciones sumarias de presos políticos en un importante centro de detención, lo cual podría constituir un grave crimen de guerra. Estos delitos probablemente también ocurrieron en otros centros similares. Aunque el reportaje no identifica a detenidos desaparecidos individualmente, ayuda a las familias a entender qué les pudo haber sucedido a sus seres queridos.
Rastreando a los niños robados de la “guerra sucia” en Argentina
Más de 40 años después, los periodistas aún tratan de esclarecer el destino de los niños secuestrados durante los años más oscuros del régimen militar de Jorge Rafael Videla en Argentina. Durante este periodo más de 30.000 personas, incluyendo al menos 500 bebés, desaparecieron. La Repubblica, Le Monde y The Guardian lanzaron una investigación transfronteriza para encontrar a estos niños. Se cree que la mayoría viven en Europa.
Los reporteros Lorenzo Tondo, Elena Basso y Sam Jones rastrearon a un niño sobreviviente en Londres, con ayuda de fuentes que trabajaron en el gobierno y grupos activistas locales. “No obstante, encontrarlo no fue la parte más difícil de la investigación», explicó Tondo. “Lograr entrevistarlo fue lo más complejo”.
Al igual que muchos de los niños, no quería ser hallado. Muchos temían que los acusaran de ser colaboradores, temían por sus padres adoptivos o simplemente los amaban. Los periodistas explicaron en qué consistía la investigación y que su propósito era llamar la atención sobre las atrocidades cometidas bajo el régimen militar. Entonces esperaron. Dos meses más tarde, el hijo recién desaparecido aceptó contar su historia. El resultado fue un reportaje exhaustivo que no sólo reveló el destino de los niños desaparecidos, sino también narró su lado de la historia, revelando no solo su paradero sino también por qué muchos no querían ser encontrados.
Manifestantes asesinados, arrestados y nunca más vistos en Nigeria
El periodista nigeriano Fisayo Soyombo pasó 10 semanas investigando las muertes y desapariciones de casi dos docenas de civiles, algunos no identificados, luego de un ataque militar en un lugar en Lagos donde había protestas, en octubre de 2020. Soyombo entrevistó a sobrevivientes y familias de los detenidos, y se encontró cara a cara con dos de los retos más grandes de reportar sobre los desaparecidos: el temor de que las familias hayan hablado con periodistas y el temor que los culpables usan para silenciarlos. Muchos miembros de familia aún viven con la esperanza de que sus amados vuelvan a aparecer, así que evitan reportar sus casos.
Soyombo identificó y perfiló a los muertos y desaparecidos, hablando con testigos y familias, revisando videos y fotografías compartidos en redes sociales, y documentando amenazas que recibieron. Su reportaje revela nueva información y aporta una de las descripciones más detalladas del ataque, incluyendo la identidad de los atacantes, en un incidente en el que el ejército aún niega haber estado involucrado.
Enfoque especial: los “desaparecidos” en Chile
Entrevista a Pascale Bonnefoy Miralles, por Olivier Holmey
Para reconstruir la historia de desapariciones forzadas durante el régimen de Augusto Pinochet, el general que gobernó Chile entre 1973 y 1990, Pascale Bonnefoy Miralles tomó una decisión atrevida: no sólo hablaría con las familias de quienes habían desaparecido, sino también intentaría entrevistar a quienes cometieron estos delitos en masa.
Esto pudo parecer una tarea imposible, pero como le dice a GIJN la periodista chilena, que quiere animar a otros para que investiguen: “Nunca sabes lo que vas a encontrar”.
Aunque muchos se negaron, varios ex oficiales militares y de policía hablaron con Bonnefoy Miralles durante un tiempo largo. Uno incluso le dio la bienvenida a su hogar luego de que ella tocara a su puerta sin previo aviso. Miralles dijo que no estaba preocupada por su seguridad, pues para cuando comenzó a investigar las desapariciones, ya eran “casos muy antiguos”. “Han pasado tantas décadas”, dice. “¿En este punto qué pueden hacer? No tienen el poder. Ya no están en el ejército”.
Estos testimonios le ayudaron a lograr varios descubrimientos investigativos. Identificó a un oficial notoriamente violento que se conocía solo con el nombre “El Príncipe”, quien confirmó que, justo después del golpe de 1973, el periodista estadounidense Charles Horman fue llevado al Estadio Nacional de Santiago antes de ser asesinado.
También estableció cómo el ejército dispuso sumariamente de los cuerpos de los detenidos y los ejecutó en ese estadio. Bonnefoy Miralles, que ha escrito varios libros sobre la campaña de desapariciones forzadas de Pinochet, dice que le extendió la misma cortesía a estos criminales que a cualquier otro entrevistado. Halló que los ex oficiales estaban mucho más dispuestos a abrirse con lo que habían visto si demostraba interés y empatía, aunque estaban aún reacios a hablar sobre el papel que ellos mismos jugaron. “La mayoría te cuenta todo excepto lo que hicieron”, dice. “Es mejor no presionarlos para decirles: tú también cometiste males, porque eso lo puedes obtener de otra manera”.
Recursos adicionales
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Sarah El Deeb es una periodista que ha trabajado durante largo tiempo con Associated Press (AP). Se unió al equipo de AP de Investigaciones Globales en 2021, poco después de que Rusia inició su invasión de Ucrania y fue parte de War Crimes Watch Ukraine, un proyecto colaborativo con Frontline (PBS) para reunir, verificar y documentar evidencia de posibles crímenes de guerra en Ucrania. Ha trabajado en los territorios palestinos e Israel, Darfur y Sudán, Egipto, Libia y Yemen.
Ron Haviv ies director y cofundador de The VII Foundation y cofundador de VII Photo Agency. Durante las últimas tres décadas, Haviv ha cubierto más de veinticinco conflictos y trabajado en más de cien países. Su trabajo, que ha ganado varios premios, ha sido exhibido en museos y galerías de todo el mundo.