Informar y compartir historias de mujeres frente a la opresión talibán
Consejos de una periodista: Zahra Nader sobre contar historias ante la opresión de los talibanes
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En 2021, los talibanes tomaron el control de Afganistán dos décadas después de haber sido apartados del poder.
Desde su llegada a la cúpula del país, las mujeres han sido vetadas de la mayoría de los puestos del gobierno, se les ha ordenado cubrir sus cuerpos y rostros y se les ha recomendado quedarse en casa, se les ha prohibido ir a gimnasios, parques, estudiar el bachillerato e ir a la universidad. A principios de año, un representante de las Naciones Unidas en Kabul llamó a Afganistán el país más represivo del mundo contra las mujeres.
Informar sobre las experiencias de las mujeres en Afganistán y el impacto que han tenido los talibanes en sus vidas y sus derechos nunca ha sido más difícil. Sin embargo, en lugar de sentirse derrotada, la periodista afgana y antigua reportera de la oficina de The New York Times en Afganistán, Zahra Nader, se vio motivada para crear Zan Times un año tras la llegada al poder de los talibanes.
Crear una publicación que habla sobre los derechos de las mujeres y las comunidades marginadas en Afganistán es un acto de resistencia, dice Nayer, quien eligió la palabra persa para mujer, “Zan”, como nombre de su página web de noticias para dejar claro su enfoque.
Aunque Nader ya no vivía en Afganistán cuando los talibanes llegaron al poder, ella y otros colegas exiliados sintieron que era su responsabilidad actuar desde afuera para investigar los temas que afectan a las mujeres en su país de origen y darles voz. El equipo ha llevado a cabo varias investigaciones sobre los asesinatos y las desapariciones de manifestantes perpetrados por los talibanes, matrimonios forzados y las vidas de las mujeres kuchi o nómadas de Afganistán.
Para cubrir estas historias, Zan Times trabaja con dos grupos de periodistas afganos: un grupo dentro del país y otro grupo de editores que trabajan principalmente desde el exilio. Tener a mujeres periodistas en el campo es crucial para generar confianza en sus fuentes, muchas de quienes tienen miedo de enfrentarse a recriminaciones si hablan sobre los talibanes.
La seguridad y el bienestar de su equipo de 12 personas es su mayor preocupación. Los contribuyentes en Afganistán utilizan pseudónimos en las historias y trabajan aislados, sin conectar con sus colegas dentro del país ni compartir su trabajo con su familia y amigos, para evitar que la red sea rastreada por medio de un solo individuo.
GIJN: ¿Cuál ha sido tu investigación favorita de todas en las que has trabajado y por qué?
Zahra Nader: En agosto publicamos una investigación que duró ocho meses y que se realizó junto con el Fuller Project y The Guardian sobre cómo en Afganistán se están suicidando más las mujeres que los hombres.
Recolectamos información en 11 de las 34 provincias de Afganistán bajo el control de los talibanes, que están tratando de eliminar cualquier fuente de información, en especial cualquiera que pueda hacerlos ver mal. Ha sido muy difícil obtener esta información y por eso nos tomó ocho meses.
Utilizamos una enfoque comunitario en el que visitamos a las fuentes [en las provincias] —algunas ya nos conocían y fue mucho más fácil convencerlas de que protegeremos su identidad. Otras fuentes no nos conocían y tuvimos que establecer una conexión con ellas para que se fiaran de nosotros. Esa confianza aplicaba para ambas partes: queríamos que nuestra fuente confiara en nosotros para darnos información y queríamos contar con que no ellos no estaban trabajando con los talibanes y no les dirían que un periodista estaba investigando datos sobre suicidios.
La gente no está muy dispuesta a hablar sobre el suicidio. Se considera algo no islámico y está estigmatizado, por lo que trabajar este tipo de historias es muy difícil. Estoy muy orgullosa de que nuestro equipo haya conseguido realizar este trabajo tan complicado para demostrar el impacto que las políticas talibanas están teniendo en las mujeres afganas.
GIJN: ¿Cuáles son los mayores retos para el periodismo de investigación en el país?
ZN: Creo que el periodismo de investigación es difícil en todo el mundo, pero con los talibanes en el poder es muy, pero muy difícil hacerlo en Afganistán. Antes, cuando hacíamos periodismo de investigación, teníamos dificultades para encontrar información pero el gobierno era una fuente. Podías entrevistar a la gente y preguntarles sobre datos específicos. Es posible que no te respondieran, pero no teníamos miedo de hacer la pregunta.
Una de las primeras cosas que hicieron los talibanes fue crear 11 reglas para el periodismo, algunas muy vagas, como no cubrir nada que vaya en contra del islam o la cultura afgana. No hay una definición de qué se considera contrario al islam, la cultura afgana o los intereces nacionales de Afganistán. Me da miedo trabajar así como periodista.
Tenemos miedo de que los talibanes nos detengan y encuentren a nuestros colegas durante una investigación, lo cual nos dificulta mucho las cosas. Hay temas que los talibanes no quieren que cubramos pero hemos podido hacerlo gracias a la confianza que tenemos. Los periodistas que tienen raíces en la comunidad animan [a las fuentes] a abrirse y compartir sus historias porque ellas saben que si la historia se hace pública podría hacer la diferencia. Por desgracia, no ha habido suficientes cambios por culpa de las autoridades. Cada día crean leyes nuevas que eliminan derechos y oprimen a la población.
GIJN: ¿Cuál ha sido el mayor reto o dificultad al que te has enfrentado en tu tiempo como periodista de investigación?
ZN: Lo difícil de trabajar en Afganistán siempre ha sido que soy una mujer y se me han negado oportunidades debido a mi género. Había mucha discriminación basada en mi etnia como mujer hazara, pero también por mi género. En la mayoría de las redacciones donde trabajé, era la única mujer. Se me veía como agitadora porque no era silenciosa y porque exigía mis derechos. Tenía que alzar la voz y crear espacio para que otras mujeres pudieran trabajar.
He luchado toda la vida para probar mis capacidades. En una redacción, un colega me dijo que nunca podría ser una buena periodista porque [al ser mujer] no podía salir, quedarme hasta tarde en la oficina, cubrir ataques ni viajar. Nunca me pidieron que hiciera ninguna de esas cosas porque, como mujer, asumían que no podía hacerlas. Cuando me uní al equipo de The New York Times, sentí que tenía que demostrar lo que las mujeres periodistas podemos hacer. Siempre me ofrecía como voluntaria para cubrir ataques, quedarme hasta tarde, cualquier cosa que hiciera falta para probarles que era tan capaz como cualquier periodista hombre de Afganistán.
Mira a Nader discutir cómo las periodistas de investigación pueden superar los obstáculos y estereotipos en este panel del GIJC23.
GIJN: ¿Cuál es tu mejor consejo o truco para entrevistar a alguien?
ZN: Hacer que la otra persona se sienta cómoda. Por ejemplo, no empiezo a hacer preguntas de inmediato; me gusta charlar un poco primero. Si los conozco personalmente, empiezo preguntando sobre su vida para que se sientan seguros y cómodos hablando conmigo y después entro en el tema.
Cuando estoy hablando con una persona de un grupo vulnerable, quiero darles la elección de qué decir. Si noto que les está costando trabajo hablar sobre algún tema, les digo: “Si esto te incomoda, si hay algo que no quieras compartir, por favor no te sientas presionado”. Les dejo claro que pueden decidir no contestar una pregunta o que pueden compartir solo lo que se sientan cómodos, para que nunca se sientan empujados a responder.
GIJN: ¿Cuál es tu herramienta, base de datos o aplicación favorita cuando haces investigaciones?
ZN: A menudo utilizo las redes sociales en mis investigaciones porque algunas veces es muy difícil encontrar a la gente. Por ejemplo, si algo sucede en una provincia donde no tengo fuentes, voy a las redes sociales, escribo el nombre de la provincia y veo quién está interactuando con los resultados.
Se publicó una historia sobre una mujer que había sido decapitada por los talibanes. Era jugadora de volleyball y se habló mucho sobre su muerte en los medios. La historia no me parecía creíble porque la única fuente era un antiguo entrenador de volleyball que no dio información sobre cómo murió. Faltaba mucha información básica sobre qué le sucedió a esta mujer. Necesitaba hablar con sus padres o alguien que pudiera verificar algunos datos.
Busqué su nombre en línea y encontré un anuncio [sobre su muerte dirigido a sus familiares] que se había publicado en Facebook. Sus suegros eran los organizadores, así que agendé una llamada telefónica con ellos. Después, encontré a su hermano, su padre y su perfil de Facebook y pude ver quién había comentado en su perfil. Hablé con su familia y obtuve la historia completa: no había sido asesinada por los talibanes.
GIJN: ¿Cuál es el mejor consejo que has recibido y qué le dirías a quienes aspiran a trabajar en el periodismo de investigación?
ZN: Uno de los mejores consejos es poner atención a los detalles. Cuando trabajaba con The New York Times y leía el trabajo de mi colega, Mujib Mashal, había muchos detalles que me impresionaron [en su trabajo]. Es muy útil poder recolectar pequeños detalles y añadirlos a tus historias.
GIJN: ¿A qué periodistas admiras y por qué?
ZN: Hay muchos periodistas con quienes trabajo y cuyo trabajo me gusta, pero, por nombrar alguno, tendría que decir Mujib Mashal. Me gusta su trabajo por cómo construye sus historias. Recuerdo una en particular en la que un hombre tenía las manos atadas, pero incluía el detalle de que estaban amarradas con una bufanda roja. Después de trabajar con él, siempre intento enfocarme en los detalles.
GIJN: ¿Cuál es el mayor error que has cometido y qué lecciones aprendiste de él?
ZN: Un error que he cometido es empezar a trabajar en una historia antes de investigarla. Me ha pasado varias veces y ahora he aprendido a hacer más investigación previa antes de empezar el verdadero trabajo de reportar la historia.
GIJN: ¿Cómo evitas el desgaste en tu línea de trabajo?
ZN: No soy la persona indicada para responder esta pregunta, porque a menudo he sufrido mucho [agotamiento]. Lo que encuentro útil es que al terminar el trabajo tengo fe en que los resultados van a generar resultados y cambios, y sé que hice lo mejor que podía. Esto me hace sentir un poco mejor y me ayuda a recuperarme. Y bailar: cuando estoy estresada me pongo los audífonos y bailo, bailo, bailo.
GIJN: ¿Qué encuentras frustrante en el periodismo de investigación o qué te gustaría que cambie en el futuro?
ZN: Lo que me frustra siendo periodista de investigación es que trabajas muy duro —puede ser muy difícil terminar una investigación— y esperas que algo resulte de ello, que algo cambie gracias a esa historia. La mayoría de las veces, nada cambia y eso me parece frustrante. Espero que podamos hacer más trabajo que genere cambios, incluso si estos son graduales. Se trata de darse cuenta de que una historia no va a cambiar nada, pero la segunda, la tercera o la cuarta quizás sí. Puede ser muy frustrante cuando sientes que nada está pasando.
Laura Oliver es una periodista independiente que vive en Reino Unido. Ha escrito para The Guardian, BBC, Euronews y otros. Es formadora habitual de periodismo para la Fundación Thomson y la Fundación Thomson Reuters y trabaja como consultora de estrategia de audiencia para redacciones. Puedes encontrar su trabajo aquí.