Illustration: Marcelle Louw for GIJN
Guía sobre investigación periodística en salud y medicina – Introducción
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INTRODUCCIÓN
Esta guía se enfoca en medicamentos y dispositivos médicos. Su objetivo es proporcionar a los periodistas las herramientas y conocimientos necesarios para evaluar de forma independiente las pruebas y la relación riesgo-beneficio de cualquier producto o política dada y exponer la corrupción y la negligencia. Se puede leer como un libro de texto, leer solo un capítulo o usarla selectivamente para apoyar tu trabajo.
Investigar tras las apariencias, entre bastidores, supone un gran esfuerzo que al final resulta gratificante. Como discutiremos en el capítulo dos, combinar los métodos y estándares de lo irónico y de la medicina basada en la evidencia (MBE) puede ser muy eficaz. La definición de MBE “entendiéndose como el uso consciente, explícito y juicioso de las mejores pruebas actuales en la toma de decisiones sobre el cuidado de los pacientes individuales” viene siendo revisada para incluir un enfoque de salud pública más amplio. Al respecto, Students 4 Best Evidence –una red mundial de estudiantes interesados en aprender más sobre la atención médica basada en evidencia– sugiere “hacer las preguntas correctas y usar las mejores pruebas de investigación para responder a esas preguntas.” Por tanto, MBE es un enfoque que coincide con la ética y los estándares del periodismo de investigación.
En su libro “El ascenso y la caída de la medicina moderna”, James Le Fanu identificó 12 momentos clave de innovación médica: el descubrimiento de la penicilina, la cortisona, la estreptomicina (un antibiótico), la clorpromazina (un medicamento antipsicótico), los cuidados intensivos, la cirugía a corazón abierto, las prótesis de cadera, los trasplantes renales, el control de la hipertensión (y la prevención del accidente cerebrovascular), el tratamiento del cáncer infantil, los bebés in vitro y la importancia clínica de la helicobacter (bacteria que provoca la úlcera de estómago).
Todas estas innovaciones están entre los éxitos más notables en la medicina de los tiempos modernos. Pero como el oncólogo Vinay Prasad dijo en su podcast Plenary Session (Sesión Plenaria): “algunas de nuestras intervenciones, algunas de nuestras cirugías, algunas de nuestras píldoras, algunos de nuestros procedimientos son indiscutiblemente beneficiosos, cuando son la intervención adecuada en el momento adecuado”. Ahora bien, la medicina también está pavimentada con mitos y es crucial identificarlos. En el mismo podcast, John P. A. Ioannidis señala: “la innovación es lenta e infrecuente, la ciencia es difícil… y la medicalización de la sociedad se está convirtiendo en una importante amenaza a la humanidad”.
Por supuesto, la atención médica y la medicina nos atañen a todos pero el debate público contemporáneo es contradictorio. Por un lado, se celebran los triunfos médicos; por otro lado, los problemas y los conflictos de interés en la salud y la medicina nunca han sido tan obvios. Ser conocedor de estos temas críticos es el primer paso para convertirse en un buen periodista de investigación médica.
La influencia de la industria farmacéutica es omnipresente y el marketing médico crece sin control. Alrededor de la mitad de la población mundial tiene que lidiar con un acceso limitado a medicamentos esenciales, como antibióticos y vacunas, cuya distribución depende de las agendas de los donantes. Son omnipresentes los medicamentos falsificados y el mercado negro de productos farmacéuticos. En los países ricos, el sobrediagnóstico, la sobre detección y el sobretratamiento convierten de forma innecesaria a sanos en pacientes y presionan sobre los presupuestos de atención médica. Todo esto mientras los Estados aceptan nuevos medicamentos a costos elevados y con eficacia cuestionable.
Los verdaderos avances siguen siendo extremadamente raros. El boletín farmacológico francés independiente para prescriptores The Golden Pill no siempre puede garantizar un premio a los avances terapéuticos. En la lista de ganadores faltan los nuevos fármacos oncológicos, a pesar de que son comúnmente asociados con superlativos en la investigación y el periodismo del cáncer. Peter Coy, reportero de Bloomberg, aseveró que “demasiados medicamentos simplemente no funcionan” (Too Many Medicines Simply Don’t Work). Aparte, hay que considerar que prácticas aceptadas y utilizadas a veces durante décadas pueden al final no aportar beneficio alguno a los pacientes y terminan siendo abandonadas. A este fenómeno se le conoce como “reversión médica” (medical reversal).
En este campo, es posible que termines leyendo de forma errada la realidad, si estás buscando al “culpable” habitual. Cuando profundices, verás que muchos actores que parecen estar del lado de los pacientes, también pueden tener sus propias agendas, a menudo complejas. Las estrategias de marketing/propaganda de la industria farmacéutica son sofisticadas y van más allá de dar apoyo financiero a los médicos, pagar viajes y otros regalos.
En la actualidad, se han desarrollado nuevas estrategias para influir en los prescriptores y en las políticas de salud pública, en menor escala que en el pasado. La industria farmacéutica sabe, por ejemplo, que puede ser muy rentable dar generosos fondos a las organizaciones de defensa de pacientes. Ellos lucharán para que un nuevo medicamento entre en el mercado de forma expedita o para que los gobiernos paguen por medicinas caras, aunque no sean eficaces. La industria también sabe que los medios transmitirán su mensaje interpuesto, centrándose en el ángulo de la justicia social y las historias de las víctimas. Esto se debe a que, muchas veces, los periodistas tienden a mirar a “víctimas” y “pacientes” como “buenos”.
Para profundizar en este campo, se necesita investigar el panorama general. Muchos actores del mercado mundial de la salud están interesados y dispuestos a influir en nuestro trabajo: autoridades de salud, fabricantes farmacéuticos y empresas de dispositivos médicos, aseguradoras, instituciones académicas y organizaciones no gubernamentales. Sus acciones pueden tener un impacto considerable en las políticas de salud pública y estos actores promueven un mensaje que quieren que transmitamos, lo que a veces termina haciéndonos cómplices al hacernos eco de intereses creados que tienen consecuencias negativas para las personas y la sociedad.