

Ilustración: Nodjadong Boonprasert para GIJN
Guía para investigar combustibles fósiles: greenwashing (lavado de imagen verde)
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Guía para investigar los combustibles fósiles: regulaciones y políticas gubernamentales
El periodismo de rendición de cuentas ambiental está viviendo un auge. A diferencia de hace una década, hoy abundan los reportajes que sacan a la luz a quienes bloquean activamente las políticas para enfrentar el cambio climático: desde grandes corporaciones hasta personas con poder.

En 2015, un proyecto conjunto de investigación periodística reveló que la petrolera Exxon sabía desde la década de 1970 del impacto climático a largo plazo de los gases de efecto invernadero. Imagen: Toma de pantalla, Inside Climate News
En 2015, periodistas de Inside Climate News, The Los Angeles Times y Columbia Journalism School publicaron la serie de artículos que hoy se conocen como “Exxon Sabía”. Estas historias describen la investigación y advertencias sobre el cambio climático que los científicos de Exxon compartieron con la gerencia de la compañía desde la década de 1970. También se explican las decisiones que la gerencia tomó para restarle validez a la investigación.
Exxon acusó a los periodistas de acciones malintencionadas, como omitir información clave, y orquestó una campaña para atacarlos. Una página en su portal publicó un video que invitaba al público a conocer la “verdadera historia” tras “Exxon Sabía”. En 2023 la compañía petrolera eliminó de su portal la página donde pretendía contradecir el reportaje “Exxon Sabía”, pero aún afirma: “Nuestras declaraciones públicas sobre el cambio climático son, y han sido, ciertas, basadas en hechos, transparentes y consistentes con las posiciones de la mayoría de la comunidad científica en ese entonces. ExxonMobil ha contribuido durante décadas al desarrollo de la ciencia sobre el clima y ha permitido que su trabajo esté disponible al público. A medida que la comprensión de la comunidad científica sobre el cambio climático se desarrolló, también lo hizo la respuesta de ExxonMobil”, dijo Casey Norton, que ha sido el vocero de la compañía durante largo tiempo.
No obstante, después de dos años, el reportaje hizo parte de decenas de casos judiciales, en los que se alegaba que la posición de Exxon y otras compañías petroleras sobre el cambio climático hizo que gobiernos estatales y municipales de Estados Unidos tardaran en contrarrestar el fenómeno. Por ello, incurrieron en altos costos por daños y posteriores medidas de adaptación. Mientras las grandes compañías de petróleo han insistido en su inocencia, los periodistas e investigadores siguen hallando nuevos documentos y publicando historias sobra campañas similares de desinformación. Las historias Shell Knew, Eni Knew, Total Knew y GM Knew han ampliado el número de compañías que los periodistas tienen entre miras.
La respuesta de Shell a las historias fue: “Nuestra posición sobre el cambio climático es conocida. Reconocemos el reto climático y el papel que la energía ha tenido en permitir una buena calidad de vida. Shell sigue haciendo un llamado para que se implementen políticas efectivas que apoyen empresas de baja emisión de carbono, así como más opciones y mejores oportunidades para los consumidores; por ejemplo, los esquemas gubernamentales de precio y comercialización de carbono”.
ENI dijo: “ENI siempre ha operado cumpliendo las reglamentaciones locales e internacionales pertinentes, así como las mejores prácticas de la industria mundial”.
Total negó haber ocultado el riesgo climático y añadió que desde 2015 se ha enfocado en la energía renovable. En el COP29 de 2024, el presidente de Total, Patrick Pouyanne, dijo a AFP que la compañía está reduciendo continuamente las emisiones asociadas con el petróleo y el gas. “Sí, somos parte del problema, pero tenemos una mentalidad de progreso continuo, incluso si para algunos no estamos avanzando lo suficientemente rápido”, insistió.
“No hay nada que podamos decir sobre eventos que ocurrieron hace una o dos generaciones”, dijo un vocero de GM a E&E News. “Son irrelevantes con respecto a la posición y estrategia actuales de la compañía”.
Otros han publicado reportajes sobre el papel que jugaron las compañías de publicidad y relaciones públicas empleadas por las compañías de combustibles fósiles al diseñar mensajes que obstruyeron y luego negaron la acción climática. También se ha investigado cómo los grandes donantes políticos, como los hermanos Koch y activistas de derecha como Leonard Leo, dieron forma a las políticas e incluso al sistema judicial que los expertos dicen dificultan que los Estados Unidos regule las emisiones de carbono. Koch afirma que simplemente “lucha por mantener una sociedad libre”, mientras Leo se describe como un defensor de la libertad de expresión, escribiendo en su periódico local: “La libertad de expresión es esencial para una sociedad libre. Por lo tanto, es algo que he defendido y seguiré defendiendo, y siempre he aceptado que habrá objeciones y oposición al trabajo que realizo”.
Las investigaciones realizadas por periodistas durante las últimas décadas aclaran cuáles son las fuerzas que han procurado retardar la acción gubernamental para atender una crisis sobre la cual, según los científicos, hemos recibido advertencias durante más de 50 años. Estas son las investigaciones que seguirán haciendo responsables a los líderes políticos de su inacción e informarán al público sobre el cambio climático y los esfuerzos por implementar soluciones.
En este capítulo examinaremos algunas de las afirmaciones de la industria de combustibles fósil y las estrategias que han obstruido la acción para impedir el cambio climático, y ofreceremos consejos para investigar sobre este tema. También explicaremos cómo desmentir afirmaciones falsas sin darles una plataforma que amplíe su difusión.
Misión posible: atacar la información que contamina
Así como las grandes petroleras usaron las relaciones públicas y la investigación para enlodar la claridad de los hallazgos de la ciencia sobre el cambio climático, durante los últimos años las compañías han invertido cada vez más en relaciones públicas e investigación que les ayude a redirigir la conversación hacia las soluciones climáticas que les sean más favorables: a decir, tecnologías sobrevaloradas y políticas que realmente no reducen emisiones. Así, también promueven la idea que la industria de combustibles fósiles es un actor dispuesto a participar de una transición, mientras promueven la idea que los combustibles fósiles no deben ser reemplazados, ya que son “descarbonizables”. Los comunicados de prensa sobre petróleo “bajo en carbono”, “cero netos” y sí, incluso “carbono negativo” son cada vez más comunes.
La industria de combustibles fósiles promueve soluciones como la captura y almacenamiento de carbono, el gas natural licuado, el hidrógeno y el gas natural renovable, que según los críticos son enfoques cuya intención real es proteger las ganancias de la industria, en lugar de reducir significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero. Las tácticas que emplean incluyen el financiar investigaciones universitarias que desvían el discurso público y el diseño de políticas hacia las soluciones preferidas por la industria. Han contratado consultoras para realizar análisis sesgados que apoyen esas soluciones, y han financiado cabilderos, firmas de relaciones públicas y agencias de publicidad que las promueven.
El medio de comunicación Drilled describió esto desde 2017 como una “contaminación informativa”, y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha estudiado el tema. Los expertos dicen que limpiar nuestro sistema de información es el primer paso para llevar a cabo acciones significativas contra el cambio climático. Para los periodistas, esto implica conocer el lenguaje y los datos de la desinformación sobre el cambio climático y saber cómo combatirlos.
“La punta del iceberg es lo que vemos como desinformación: las campañas o los ejecutivos que hacen afirmaciones engañosas en la televisión por cable”, dijo Melissa Aronczyk, profesora de periodismo y estudios de medios en la Universidad Rutgers de Estados Unidos. “Para realmente comprender y atender a la desinformación climática debes ver el tema de manera más amplia, observar cómo las compañías les dan forma a todos estos distintos tipos de información y datos que se convierten en la base de las políticas. Debes enterarte de qué investigaciones universitarias están financiando, qué parámetros están definiendo para los modelos económicos, cómo interactúan con consultores, en qué grupos comerciales participan, en qué coaliciones de lobby e investigaciones participan, cómo se aproximan a los líderes de pensamiento y personas influyentes, cómo están dando forma a normas culturales, y cómo todo esto se hace para promover políticas específicas o mantener reglamentaciones a raya”.
La misma historia en otro país

Un manifestante en Johannesburgo, Sudáfrica, protestando contra la construcción del Oleoducto de Petróleo Crudo de África Oriental (EACOP) en 2022. Imagen: Shutterstock
Las tácticas dilatorias cada vez son más empleadas por la industria para impedir las regulaciones. Estas tácticas varían entre un país y otro, pero las mecánicas —y en algunos casos incluso las personas, organizaciones y compañías involucradas— son las mismas. Por ejemplo, en Uganda y Tanzania, para atender tanto los impactos inmediatos del Oleoducto de Petróleo Crudo de África Oriental (EACOP, por sus siglas en inglés) y sus futuros efectos sobre emisiones, TotalEnergies redactó un plan de biodiversidad que “busca un impacto positivo neto” sobre la biodiversidad en torno a sus operaciones de perforación — incluso en el Parque Nacional Murchinson Falls el parque natural más grande de Uganda.
Los activistas han acusado a la compañía de destruir la cubierta forestal, los ríos y las zonas húmedas, pero TotalEnergies insiste que está desarrollando sus proyectos petroleros siguiendo los estándares de la Corporación Financiera Internacional (CFI).
Aunque todo el tiempo hay cambios, estas son las cinco narrativas clave que la industria de combustibles fósiles tiende a usar para adjudicarse responsabilidad ambiental o social, incluso mientras empeora los problemas en esos dos ámbitos:
- Narrativa original: seguridad energética — La primera vez que las compañías petroleras se unieron en torno a un mismo objetivo fue para asegurar un suministro estable de combustible durante la Primera Guerra Mundial. Este esfuerzo condujo a la creación de los primeros grupos comerciales de la industria, que coordinaron la demanda global, la producción, los precios, las políticas e incluso a veces los mensajes. Desde este momento en adelante la industria ha atado su producto regularmente con el objetivo de mantener a la gente segura y próspera.
- Economía vs. medio ambiente — El enfrentar el mundo natural contra el económico, y promover la idea que los humanos de alguna forma están separados de la naturaleza, ha sido la llave con que la industria evita las regulaciones, y retrata a los ambientalistas como elitistas o radicales. Entretanto, la promesa de empleos y el desarrollo económico les ayuda a las compañías petroleras a justificar proyectos nuevos de gran envergadura, pero cuyas ventajas casi nunca están sustentadas en datos.
- Logramos que tu vida funcione — La industria de combustibles fósiles a menudo redirige la responsabilidad de los impactos climáticos de su producto hacia los individuos recordándoles cuánto dependen de los combustibles y sus derivados. Crean también la ilusión que el mercado está completamente impulsado por la demanda, y que, si los consumidores simplemente redujeran su consumo, la industria no produciría tantos combustibles fósiles. Sin embargo, cuando los ciudadanos redujeron su consumo de combustibles fósiles en sectores residenciales y de transporte, la industria respondió buscando cómo vender más petroquímicos y aumentando la producción de plásticos de un solo uso.
- Somos parte de la solución — Desde que el mundo comenzó a regular las emisiones hasta el día de hoy, la industria ha procurado detener el avance de las regulaciones y ha aceptado tomar acciones voluntarias. Aquí también resulta muy ventajoso el lavado de imagen, ya sea como mecanismo de distracción —no se preocupen por las emisiones y miren nuestro programa para sembrar árboles— o como engaño. Así sucede con las afirmaciones de que la captura de carbono, o los créditos de carbono, eliminan efectivamente las emisiones de gases de efecto invernadero en un proyecto de combustibles fósiles.
- El mejor vecino del mundo — Si a las personas no les emociona tener cambio climático, y aire y agua contaminados, la industria se cerciora de financiar museos, deportes, escuelas, universidades e incluso al periodismo mismo. Esto cumple con el propósito doble de limpiar su imagen y hacer que las comunidades se sientan dependientes de la industria, reduciendo así la probabilidad de que la critiquen.
En este capítulo veremos cómo analizar las afirmaciones que surjan de la industria, cómo desmentir afirmaciones falsas sin amplificarlas, y cómo investigar a personas, organizaciones, narrativas falsas, y a las compañías que las propagan.
Hay que hacer una advertencia: la desinformación es muy dinámica, con cambios constantes de atención y propagación. El principal consejo para un investigador es estar siempre alerta, confirmar la información, identificar las fuentes y seguir el rastro del dinero.
Estudios de caso sobre greenwashing (o lavado de imagen)
Soluciones falsas
La forma más efectiva de lavado de imagen, y la que más se está propagando hoy por hoy, es promover falsas soluciones. Son las tecnologías o políticas que le permiten a la industria de combustibles fósiles decir que está reduciendo las emisiones de gases efecto invernadero, aunque en realidad permiten más producción de petróleo y gas; y las que le permiten a la industria de agricultura animal decir que la carne puede volverse neutral en carbono si las vacas comen algas.
Puede ser difícil hacer reportajes sobre estas afirmaciones, porque contienen una cierta medida de verdad, pero la exageran a tal punto que las compañías omiten estratégicamente los problemas que tienen estos proyectos. La captura y almacenamiento de carbono, por ejemplo, puede ser necesaria para sectores de altas emisiones que son difíciles de descarbonizar, como el acero, el concreto o los fertilizantes. Según David Ho, profesor de oceanografía de la Universidad de Hawái e investigador científico senior de la Universidad de Columbia: “no tiene sentido usar captura y almacenamiento de carbono para prolongar nuestro uso de combustibles fósiles, sobre todo para producir energía”.
Cuando las compañías de combustibles fósiles publicitan los potenciales beneficios climáticos de capturar y almacenar carbono, también hablan de “industrias difíciles de aplacar”, pero la tecnología actualmente sólo se usa en plantas energéticas o de biodiésel. Las compañías de petróleo también han propagado la idea que hay barriles de petróleo de “carbono negativo” cuando se captura el carbono y se usa para recuperación mejorada de petróleo (EOR, por sus siglas en inglés), que es el proceso mediante el cual el carbono comprimido se inyecta al subsuelo para obtener más petróleo. Ho y la Agencia Internacional de Energía (AIE), una organización no gubernamental para el análisis y recomendaciones de política energética mundial, que tiene entre sus miembros al 75% de los países productores de energía, han desmentido esa idea. “El argumento a favor de la EOR a menudo es que, si no usan este dióxido de carbono capturado, estarían utilizando algún otro dióxido de carbono”, dijo Ho. “Pero no creo que puedas decir que una solución al problema climático pueda estar basada en sacar aún más petróleo del subsuelo”.
La AIE es un poco menos contundente. Dice que la EOR sólo produce un producto “negativo en carbono” si el dióxido de carbono que se usa se captura de fuentes antropogénicas, como una planta energética de carbón, y no del dióxido de carbono que ocurre naturalmente, como el que se encuentra en los yacimientos de gas metano y debe separarse para producir gas natural. No obstante, las compañías de petróleo suelen borrar la diferencia entre las dos.

Las compañías petroleras a menudo exaltan los beneficios de la captura y almacenamiento de carbono, pero su potencial como una “solución” para el uso de combustibles fósiles es limitada. Imagen: Shutterstock
Quizás la cifra más importante para este tema es la siguiente: 1 gigatonelada de dióxido de carbono al año. Es la cantidad de carbono que debe usarse para el 2050 en captura y almacenamiento de carbono para mitigar significativamente el cambio climático, según dice la AEI. Sin embargo, en su actualización más reciente sobre captura y almacenamiento de carbono, la AIE halló que incluso si cada proyecto de captura de carbono planeado se construye y funciona con máxima eficiencia —algo dudoso dada la larga lista de proyectos de captura y almacenamiento de carbono que han fracasado—, la cantidad total de dióxido de carbono que podría capturarse en 2030 ronda los 435 millones de toneladas (Mt) al año. Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), la captura y almacenamiento de carbono representará un promedio de 2,4% de la mitigación en 2030, incluso si se implementa según el potencial máximo planeado.
Áreas para profundizar la investigación:
- Datos de cabilderos: Examina quién financia políticas con la captura y almacenamiento de carbono y quién las propaga.
- Financiación de investigación universitaria: Las universidades han sido muy influyentes en aportar la base para muchas afirmaciones de la industria con respecto a la captura y almacenamiento de carbono. Revisa qué universidades reciben financiación para investigar la captura y almacenamiento de carbono y en qué consisten sus investigaciones. ¿Sus resultados hacen luego parte de las políticas públicas? ¿Los investigadores aceptan luego empleos en el gobierno y la industria?
- Informantes: Los empleados de compañías petroleras que trabajaron en captura y almacenamiento de carbono pueden aclarar qué tanto sus empleadores sabían de sus fallas tecnológicas mientras promocionaban su práctica.
- Archivos: Los documentos primarios en los archivos corporativos podrían revelar estudios tempranos sobre la viabilidad de la captura y almacenamiento de carbono, o de su uso a largo plazo como una técnica primaria de producción de petróleo.
Ocultarse tras la “intensidad de emisiones”
Cuando las empresas de combustibles fósiles y otras que generan altas emisiones usan frases como “intensidad energética”, “intensidad de emisiones”, “intensidad de carbono” y “bajo carbono”, en realidad se refieren a reducir emisiones en sus propias operaciones. En otras palabras, se refieren a producir más eficientemente un barril de petróleo, con menos emisiones que escapan en el proceso.
Mientras cualquier reducción en las emisiones ayudará a mitigar el cambio climático, es importante entender que las emisiones operacionales, o las emisiones Scope 2, representan por mucho entre el 10% y el 15% de las emisiones de las compañías. Entretanto, no están hablando de deshacerse de ellas completamente, sólo de reducirlas.
También es importante observar las emisiones de ciclo de vida, y cuántas son las reducciones netas actuales de emisiones, en comparación con lo que una compañía dice haber reducido en “intensidad de carbono” o en “intensidad de emisiones”.
La captura de carbono es un camino que toman las compañías de combustibles fósiles para reducir emisiones. No obstante, la gran mayoría (aproximadamente 70%) del dióxido de carbono capturado hoy en día por las compañías de combustibles fósiles se usa para la Recuperación Mejorada de Petróleo. Esto quiere decir que, si una compañía utiliza una unidad de emisiones para generar más emisiones, esto cuenta como una reducción en la intensidad de las emisiones.
Otro elemento que se suma a éste es la dependencia en las compensaciones por emisiones de carbono, o créditos de carbono, empleadas para afirmar que una compañía redujo sus emisiones. Varias investigaciones han demostrado que muchos proyectos que venden créditos de carbono son fraudulentos. Hay una gran cantidad de historias de compensaciones por emisiones de carbono que esperan quién las investigue. Para ver más información sobre el tema, los periodistas deberían revisar la “Guía del periodista para investigar las compensaciones de carbono”, de GIJN.
Áreas en las que puedes investigar más:
- Cuantifícalo: ¿Cuántas compañías dependen hoy de las métricas de intensidad de emisiones en lugar de reducciones de emisiones promedio para medir su progreso climático? ¿Cuándo comenzaron? ¿Cómo ha evolucionado esta tendencia?
- Ahora que varios proyectos de compensación de carbono han resultado ser poco confiables, ¿qué compañías siguen sustentando sus reducciones de carbono en actores de mala fe? ¿Cómo impactan estas revelaciones sus afirmaciones en informes anuales de reducción de emisiones, o en informes de Responsabilidad Social Corporativa?
- ¿Quién está empujando la idea de “intensidad de emisiones”? ¿De dónde proviene esta expresión? ¿Hay agencias de relaciones públicas o publicidad que han ayudado a propagarla? ¡En esto pueden resultar muy útiles los documentos de archivo y los informantes!
Desarrollo vs. crisis climática
Hay un argumento que se repite a menudo en África, América Latina y el Caribe. Va un poco así: estos países no son responsables por las emisiones históricas y necesitan tener acceso a energía barata. Dado que el responsable de la crisis climática es el Norte Global, ¿por qué el Sur Global debería abstenerse de desarrollar sus recursos de combustibles fósiles?
En esto hay algunas verdades: ¿cómo pueden los activistas o políticos del Norte Global pedirles a las personas con menos comodidad o conveniencia en sus vidas que hagan sacrificios que ellos mismos no hicieron, y cortar los combustibles fósiles antes que lo haga el Norte Global? También ignora el hecho que los países del Sur Global ya están asumiendo las consecuencias más graves del cambio climático. Las compañías mundiales de petróleo son los que más dinero ganan por el uso de los combustibles fósiles. Entretanto, propagan la idea que simplemente cumplen con la demanda por un producto, y acomodan su posición para defender la importancia de desarrollar combustibles fósiles en el Sur Global sin que nadie les critique por ello.
Los documentos internos de las compañías de petróleo y las firmas de relaciones públicas cuentan una historia diferente. Cuando los líderes mundiales comenzaron a reunirse para discutir un esfuerzo internacional para combatir el cambio climático, las compañías de petróleo y los líderes de opinión de derecha se quejaron de que sería injusto cualquier acuerdo que no exigiera que todos los países del mundo, del sur y del norte, hicieran la transición al mismo ritmo. Grupos como Global Climate Coalition, que reunieron a todas las industrias que objetaron las regulaciones sobre emisiones, presentaron mapas y dijeron sobre si las exigencias de reducciones del Protocolo de Kioto: “Si no son globales, no van a funcionar”.
Ahora, casi 30 años más tarde, las mismas compañías y organizaciones están argumentando lo contrario, insistiendo en que el mundo debe dar a los países del Sur Global tiempo para que desarrollen sus propias industrias de combustibles fósiles y sigan el mismo camino de desarrollo del Norte Global.
Aunque no le corresponde a las compañías y gobiernos del Norte Global decir cómo deben administrar sus recursos los países del Sur Global, esto nunca les ha impedido querer dictar los términos. A medida que ese patrón se mantiene, es importante que los periodistas distingan las promesas de la realidad. Los hechos de la ficción.
Para hacerlo deben profundizar en los datos, hablar con economistas con diversos trasfondos, conversar con personas que estén en el terreno y cerca de estos proyectos, ir al fondo de lo que hacen las firmas de relaciones públicas con los mensajes que crean, y en general seguir el rastro del dinero. Todo esto para averiguar quién se beneficia realmente y quién no, y por qué.
Esta táctica de la industria se usa también en las negociaciones sobre el clima, cuando los negociadores de los países ricos en petróleo y gas presionan para imponer prohibiciones explícitas sobre el carbón, mientras exigen ventajas para el gas y exageran las ventajas potenciales de la captura de carbono. De nuevo, los periodistas deben siempre preguntarse: ¿Quién gana con que se propague este argumento? Luego deben seguir el rastro del dinero hasta donde conduzca.
La vieja creencia que un mayor uso de energía resulta en una mejor expectativa de vida, por ejemplo, ya ha sido desvirtuada por más de una década de investigaciones revisadas entre pares. Por ejemplo, desde 1974, los investigadores que escribían en la revista académica Science concluyeron que la calidad de vida de los estadounidenses sería igual de alta si usaran tan sólo una fracción de la energía que estaban empleando. En el 2010, los investigadores demostraron que la cantidad de energía que se necesita para llegar a una alta expectativa de vida tiene un límite. Más recientemente, en 2020, los investigadores hallaron que mientras hay una correlación entre más uso de energía y un mayor PIB, esto representa por mucho una mejora de 25% en la expectativa de vida. “Podemos enterrar la idea que el uso de combustibles fósiles contribuye significativamente a mejoras en la calidad de vida”, dijo Julia K. Steinberger, principal autora del estudio sobre PIB, investigadora de economía ecológica y profesora de la Universidad de Lausana en Suiza. “Esta idea que le encanta presentar a la industria de combustibles fósiles, que es un titán hambriento que sostiene para todos nosotros las bases de la industrialización, ya ha sido desmentida por este estudio. No dependemos de combustibles fósiles para mantener nuestros estándares de vida”.
Áreas dónde profundizar la investigación
- Compara los datos de empleo antes y después de un nuevo proyecto de petróleo y gas: compila datos de cuántos empleos permanentes versus temporales se crearon; suma cuántos extranjeros han sido empleados y compara eso con los compromisos hacia “los locales”.
- Contratos: Los contratos entre las compañías de petróleo y los gobiernos revelan mucho sobre qué buscan en realidad las compañías de petróleo.
- Comunicaciones para accionistas y analistas: Aquí los ejecutivos de petróleo comparten sus planes reales y no lo que creen que el público quiere escuchar. Cuando les habló a los analistas en 2017 sobre la expansión de Exxon en Guyana, por ejemplo, el director ejecutivo Darren Woods se refirió a la “flexibilidad” del gobierno para permitir que la compañía acelerara el proceso. Dijo cómo en el pasado habría podido ver a Guyana como un “proyecto de 20 años”, pero ahora lo veía como un proyecto de 10 años por las políticas mundiales en torno al cambio climático.
- Analistas de energía e informes de acciones: Una buena forma de seguir la pista de cómo van las cosas es observar los detalles financieros de estos proyectos.
- Informantes: Los empleados actuales y pasados no siempre pueden hablar abiertamente, pero pueden guiarte hacia información importante, confirmar sospechas y proporcionar pistas sobre a quién investigar.
- Documentos de archivo: Las compañías de petróleo y gas no sólo deciden comenzar excavaciones en un proyecto de la noche a la mañana. En la mayoría de los casos han tenido durante décadas esos activos en África, América Latina y el Caribe. La información en sus archivos corporativos puede darte pistas sobre sus planes.
Ideas adicionales para coberturas
- La economía del conocimiento: El papel que juegan los investigadores, consultoras, centros de pensamiento y firmas de relaciones públicas en crear y propagar ilusiones sobre el clima.
- De la investigación a la política: Sigue un ejemplo de investigación apoyada por la industria desde su financiamiento inicial hasta ser una propuesta de política pública.
- Examina la fuente: Se ha dicho mucho sobre los investigadores pagados que ayudaron a propagar la negación del cambio climático. Sin embargo, sólo hemos raspado la superficie de los falsos estudios económicos que se contrataron para convencer a quienes diseñan las políticas públicas de que actuar contra el cambio climático sería demasiado costoso. ¿Quiénes son estos economistas, sobre qué supuestos construyeron sus modelos, y quiénes contrataron estos modelos o financiaron su investigación?
Técnicas investigativas
- Solicitudes de registros públicos
- Informantes
- Entrevistas con expertos
- Habilidades de investigación en redes sociales
- Investigación en archivo
Discusión: Cómo hacer periodismo sobre desinformación sin amplificarla
Los periodistas que cubren desinformación a menudo se preguntan si deberían desmentir una nueva falsedad o ignorarla, porque reconocerla le da credibilidad y puede amplificarla. Si un punto de vista en particular comienza a ser más influyente, por lo general es útil darle a tu audiencia los datos y la información que necesita para desmentirlo ellos mismos (algunos periodistas hacen esto desde el comienzo en redes sociales, para rápidamente salirle al paso a la desinformación).
La técnica que diseñó el lingüista George Lakoff, el “emparedado de la verdad”, es una buena forma de aproximarse a este reto. Comienza con la verdad, explica la mentira, y luego termina con la verdad. Aun así, los estudios demuestran que, si bien el “emparedado de verdad” no es necesariamente mejor para corregir falsedades que otras estrategias, la estructura tiende a darles a los lectores confianza en el periodista y su proceso de verificación de datos.
Los documentos primarios también son una buena forma de combatir la desinformación y el escepticismo. Si puedes demostrar que una compañía o persona se propuso mentir al público para recibir algo a cambio, es muy difícil que se pueda refutar la evidencia, en especial si puedes dirigir a las personas hacia los documentos, audios o videos primarios.
Otra técnica que los investigadores recomiendan para combatir la desinformación es “pre-desmentir”. Si un periodista sabe, por ejemplo, que habrá un aumento en la desinformación sobre la energía renovable (¡ya existe y ha comenzado!), puede ser útil alertar al público de que comenzarán a presenciar campañas para desacreditar estas propuestas, y darles la información que necesitan para entender exactamente qué está sucediendo. Consulta la guía de trabajo para periodistas publicada por Climate Action Against Disinformation, una coalición de organizaciones contra la desinformación relacionada con temas climáticos, para encontrar consejos sobre cómo cubrir desinformación sin amplificarla. Su newsletter es una buena forma de estar al día con las nuevas tendencias en lavado de imagen y desinformación climática.
Amy Westervelt es una periodista de investigación que ha recibido varios premios. Ganó en 2015 el premio Rachel Carson, por su papel creando un grupo de periodistas mujeres que cubren temas climáticos, y en 2017 fundó la compañía de podcasts Critical Frequency. Su trabajo ha sido elogiado por medios como The New Yorker y The Atlantic. Algunos de los reconocimientos que ha recibido son el ONA por historias en audio, honores de Covering Climate Now y dos nominaciones al premio Peabody. Es una veterana con 20 años de carrera y un trabajo de cubrimiento sobre temas climáticos que ha sido ampliamente reconocido. Su libro “Brought to You By: Inside Big Oil’s Total Information War” (“Con el patrocinio de: Dentro de la Guerra Total de Información de las Grandes Petroleras”) pronto será publicado por Bloomsbury.