

Un retrato pixelado y reconfigurado de Ada Lovelace, la matemática que descubrió que una computadora podía seguir una secuencia de instrucciones, proyectada en un microchip. Imagen: Hanna Barakat y Cambridge Diversity Fund / Better Images of AI / Lovelace GPU / CC-BY 4.0
Buscar la evidencia: el camino de las periodistas hacia los datos
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En Infobae, una redacción argentina fundada en 2002, se ha producido una revolución silenciosa: el equipo de datos creado por la veterana periodista de datos Sandra Crucianelli ahora está formado íntegramente por mujeres.
Cuando empezó a contratar a su equipo de datos hace siete años, no buscaba contratar a mujeres en particular, eso fue sólo una feliz coincidencia. “No busqué integrantes en función de su género. Solo me enfoqué en buscar las mejores [candidaturas] para cada tarea”, afirma.
Pero el panorama es muy distinto al que encontró cuando empezó a trabajar en los años 80. En aquella época, la industria, al menos en Argentina, estaba dominada por hombres y el periodismo de datos era aún un sector de nicho.
“En ese entonces, no existía lo que hoy conocemos como periodismo de datos. Hacíamos periodismo de investigación con hojas de cálculo, pero de una manera muy excepcional”, afirma.
Su recorrido desde la bioquímica hasta las trincheras del periodismo de datos ha sido de perseverancia y pasión, pero sus experiencias también han reflejado un cambio en el panorama de la industria.
En la sección demográfica de la encuesta sobre el estado del periodismo de datos de 2023, realizada por el Centro Europeo de Periodismo pero con una visión global, el 49% de los encuestados se identificó como hombre, el 48% como mujeres y el 1% como no binarios/queer. La casi paridad entre hombres y mujeres, escribieron los autores, mostró «un cambio significativo» con respecto a 2022, cuando el 58% de los encuestados eran hombres y el 40% se identificaron como mujeres.
El desglose global de la distribución por sexos, sin embargo, revela algunas marcadas diferencias: en Pakistán, por ejemplo, el 94% de las personas que respondieron a la encuesta se identificaron como hombres, en Nigeria la cifra fue del 76% y en México del 71%. Si bien se trata de una sola encuesta y refleja a quienes decidieron contribuir, sugiere que hay lugares donde las mujeres aún enfrentan obstáculos y el periodismo de datos es un campo dominado por los hombres.

La última encuesta sobre el estado del periodismo de datos de 2023 exploró la demografía de la industria y analizó la distribución por género en diferentes países. Imagen: captura de pantalla, Centro Europeo de Periodismo
Este año, con motivo del Día Internacional de la Mujer, GIJN decidió hablar con mujeres de distintas partes del mundo sobre sus trayectorias en el periodismo de datos, cómo entraron en este campo, cuáles han sido sus experiencias y averiguar si todavía existen barreras o desafíos estructurales que las frenen.
Introducción al periodismo de datos
Para Crucianelli, convertirse en periodista de datos fue un proceso gradual. Científica de formación, se sintió atraída por la verdad sin filtros que se esconde tras los datos. “Mi formación académica no proviene del periodismo, sino de la ciencia. Estudié bioquímica durante varios años en la universidad y, aunque no me gradué, estudié matemáticas, por lo que los números siempre me llamaron la atención”.
El primer paso fue sumergirse en el periodismo de investigación. Fue el auge de los reportajes asistidos por computadora en la década de 1990 lo que la llevó al periodismo de datos y, finalmente, a Infobae, donde estableció su propio equipo. Ella y sus colegas han ganado premios y elogios por su trabajo en los Archivos FinCEN, los decretos secretos de la dictadura militar argentina y los Papeles de Panamá.
Varias mujeres nos dijeron que sus primeras incursiones en el periodismo de datos fueron impulsadas por el deseo de contar historias y dar sentido al mundo que las rodeaba, para lo cual los números y los datos ofrecían una vía.
E’thar AlAzem, editora ejecutiva de Reporteros Árabes para el Periodismo de Investigación, amaba los números y los acertijos desde niña y fue esto, años después, lo que la llevó al periodismo de datos. “La búsqueda de evidencias es lo que me impulsa, y el periodismo de datos satisface esta pasión”, dice.
Savia Hasanova, analista de datos radicada en Kirguistán, que pasó de la investigación de políticas a este campo, se sintió atraída por el poder de los números para arrojar luz sobre cuestiones sociales. “Me di cuenta de que podía aportar nuevas perspectivas y conocimientos a un público más amplio y utilizar mi experiencia analítica para convertirme en periodista de datos”, explica.
Para Hasanova, el periodismo de datos no es sólo cuestión de números, sino de dar voz a los marginados. “Usamos datos para informar sobre la violencia doméstica, las violaciones de los derechos de las mujeres y las niñas y la discriminación que enfrentamos”, dice, enfatizando la capacidad de “cambiar las narrativas y amplificar voces que han sido ignoradas durante mucho tiempo”.

Pinar Dağ es una educadora en periodismo de datos, miembro del jurado de los Premios Sigma y editora de GIJN en turco. Imagen: cortesía de Dağ
Pinar Dağ es educadora y profesional del periodismo de datos en Turquía, jurado de los Premios Sigma de Periodismo de Datos y editora regional de GIJN en turco. Trabajaba como periodista en Londres cuando se dio a conocer la noticia de WikiLeaks, lo que despertó su interés por el análisis sistemático de documentos y datos. Ahora lleva 14 años enseñando periodismo de datos, brindando acceso a muchas otras periodistas que, como ella, se interesan en el poder de los datos para contar historias de investigación.
Cuando se le pregunta qué aportan las mujeres al campo que sea diferente de sus colegas masculinos, destaca cómo algunas aportan un enfoque feminista. «Al observar la diversidad de temas del periodismo de datos, se puede apreciar la empatía, la sensibilidad, perspectivas diferentes y diversas, los detalles de las historias centradas en el ser humano se trabajan muy bien y se realizan análisis con perspectiva de género», señala.
Es un punto del que se hace eco Hassel Fallas, fundadora de La Data Cuenta, con sede en Costa Rica. Destaca la importancia de una perspectiva de género en el análisis de datos, que las mujeres suelen aportar a las redacciones desde su experiencia vivida, en particular en la era de la IA. «Los sesgos de género en los datos suelen ocultar los desafíos específicos que enfrentan las mujeres, lo que hace que el análisis con perspectiva de género sea esencial para una representación más precisa y matizada de la realidad», afirma.
Helena Bengtsson, editora de periodismo de datos en Gota Media, comenzó su carrera en los años 90 y afirma que, en general, «no le gustan mucho las generalizaciones de género». Pero cuando se le pregunta qué aportan las mujeres al periodismo de datos, responde: «si hay en particular, quizás sea la atención al detalle».
“Creo que esa es la cualidad más importante de un periodista de datos”, añade. “Siempre puedes aprender los diferentes programas y métodos, pero si no puedes prestar atención a los detalles y al mismo tiempo ver la imagen completa, no eres un buen periodista de datos”.
La periodista de datos keniana Purity Mukami tenía formación en estadística cuando se inició en el periodismo. Afirma que su entonces jefe, John Allan Namu, director ejecutivo de Africa Uncensored, reconoció que su experiencia podía ser útil para el periodismo electoral y, a partir de ahí, se abrió camino hacia el periodismo de datos.
Mukami destaca el importante papel que pueden desempeñar los mentores y afirma que en las redacciones de todo el país se ha encontrado constantemente con mujeres que no estarían allí de no ser por la intervención de la veterana periodista de datos Catherine Gicheru. «Ha hecho mucho por fortalecer y conectar a muchas mujeres periodistas de datos a través del programa WanaData«, afirma Mukami sobre la red panafricana de periodistas, científicos de datos y técnicos que brinda a las mujeres periodistas la oportunidad de colaborar y trabajar en proyectos de periodismo de datos.
Gicheru, quien dirigió WanaData y es la directora del Proyecto de Periodismo de Mujeres de África, dice que la escasez de oportunidades de capacitación disponibles para las mujeres cuando ella era periodista significó que tuvo que aprender sobre la marcha. Pero vio en el campo y en su sala de redacción lo importante que era que las mujeres fueran parte de la conversación.
“Uno de los momentos más reveladores para mí fue cuando trabajamos en un reportaje sobre salud materna. Habíamos oído hablar de mujeres que morían al dar a luz, pero al analizar los registros hospitalarios y los datos gubernamentales, las cifras eran alarmantes, mucho peores de lo que sugerían los reportajes individuales”, recuerda.
¿Brecha de género?
En cuanto al futuro, Mukami, que ahora trabaja para OCCRP, dice que si bien su experiencia ha sido de igualdad en las salas de redacción en las que ha trabajado, en términos más generales todavía existe la sensación de que las mujeres no son promovidas a puestos directivos o de liderazgo con la misma frecuencia que los hombres. “También creo que las mujeres son estereotipadas como emocionales y, por lo tanto, rara vez obtienen roles gerenciales en este ámbito. Finalmente, todas las nuevas herramientas y habilidades que una necesita aprender, al tiempo que se esposa y madre en un entorno africano, pueden resultar abrumadoras”, señala Mukami.

Hassel Fallas, fundadora del sitio de periodismo de datos La Data Cuenta. Imagen: Cortesía de Fallas
Fallas también señaló este tema, diciendo que si bien el creciente número de mujeres en el periodismo de datos es importante, lo que importa más es “si las mujeres tienen las mismas oportunidades de liderazgo y crecimiento profesional”. Ella ha notado una brecha de género persistente en el periodismo. “Si bien las mujeres representan aproximadamente el 40% de la fuerza laboral del periodismo, ocupan solo el 22% de los puestos de liderazgo en las organizaciones de medios”, dice, citando cifras reflejadas en ediciones recientes del informe del Instituto Reuters sobre las mujeres en las noticias.
“Esta disparidad refleja barreras estructurales, como el acceso limitado a los puestos de toma de decisiones y la necesidad constante de demostrar nuestra experiencia en un entorno dominado por los hombres”, añade Fallas.
Gicheru también cree que siguen existiendo brechas en lo que respecta a la representación equitativa de las mujeres líderes en este ámbito. “En el liderazgo sigue habiendo menos mujeres, lo que significa menos modelos y mentoras para la próxima generación”, explica. Una de las razones por las que cree que hay menos mujeres en el periodismo de datos en algunos lugares es porque “durante mucho tiempo se ha considerado un espacio ‘tecnológico’, lo que desanimaba a muchas mujeres de ejercerlo”.
También señala otra razón por la que hay menos mujeres en puestos de liderazgo: las barreras culturales. «Muchas periodistas, especialmente las que trabajan en redacciones pequeñas, compaginan múltiples responsabilidades —informar, editar y, a veces, incluso tareas administrativas— mientras que sus homólogos masculinos se centran exclusivamente en la investigación», señala.
Crucianelli afirma que una forma de superar estos problemas sistémicos es fomentar el periodismo de datos en toda la profesión. «Lo que se necesita son más unidades de datos en las redacciones. Hay importantes medios de comunicación en varios países que ni siquiera cuentan con una», señala.
Contar con mujeres en el periodismo de datos «desafiará los sistemas, expondrá las desigualdades e impulsará el cambio», afirma Gicheru. Para ella, «el periodismo de datos no se trata solo de cifras, sino de poder. Se trata de cambiar la narrativa para que las mujeres y las comunidades marginadas no queden en meras notas a pie de página en las noticias, sino al centro mismo».
Amel Ghani es editora en urdu de GIJN y asociada del Centro de recursos de GIJN. Ha informado sobre el auge de los partidos políticos religiosos, el medio ambiente, los derechos laborales y ha cubierto los derechos tecnológicos y digitales. Es becaria Fulbright y tiene una maestría en periodismo de la Universidad de Columbia, donde se especializó en periodismo de investigación.