Crece el periodismo investigativo con base en la ciencia
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Los reporteros utilizan cada vez más las herramientas de la investigación científica para realizar sus reportajes. Incluso, para denunciar descubrimientos de la ciencia que resultan cuestionables.
En este nuevo y prometedor campo del periodismo, a menudo se utilizan la minería de datos y las imágenes satelitales para develar historias sobre salud y medio ambiente en esta era de la pandemia de covid-19 y del cambio climático.
Sin embargo, Deborah Blum, directora del Programa de Periodismo Científico Knight del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), señala que los periodistas pueden utilizar el potencial de estas herramientas para sacar conclusiones sin precedentes sobre muchos temas.
“Hay muchos periodistas que hacen minado de datos —examinando bases de datos y extrayendo información—, lo cual se está convirtiendo en parte habitual del buen periodismo investigativo”, dice Blum. “De hecho, internet ofrece muchas herramientas para examinar la ciencia. Cuando investigo un compuesto [químico] en particular, por ejemplo, utilizo PubMed y Google Scholar para confirmar la ciencia que sustenta cada pregunta y la credibilidad de las fuentes”.
Existen, de hecho, muchas bases de datos en línea y otros recursos que sirven para el periodismo de investigación científico. PubMed, por ejemplo, contiene más de 33 millones de citas y extractos de literatura biomédica. Están también: el Toxic Release Inventory, de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés); Toxic Docs, gestionado por la Universidad de Columbia y el City College de Nueva York; Industry Documents, de la Universidad de California en San Francisco, que tiene memorandums corporativos e internos o informes sin publicar; y Safety Gate, el sistema de alerta rápida de la Unión Europea para productos de consumo peligrosos no alimentarios.
Nuevas herramientas y técnicas
Gustavo Faleiros, periodista brasileño y fundador de InfoAmazonia (una página web de noticias ambientales regionales), es un gran entusiasta de utilizar imágenes satelitales y otras técnicas de teleobservación para sustentar un tipo de periodismo de investigación científico llamado geoperiodismo. “Nuestra necesidad de comprender el medio ambiente nos ha empujado a utilizar la ciencia terrestre, el análisis geoespacial, los datos de satélites y sensores remotos, así como las herramientas de mapeo interactivo y visualización para explicar los acelerados cambios que estamos viendo”, afirma.
Estos periodistas cuentan con muchos ejemplos de piezas que han sido iluminadas por las técnicas de investigación científica. Faleiros señala una serie de historias, producida por InfoAmazonia el año pasado en colaboración con Earth Journalism Network (EJN) de Internews—, sobre cómo la contaminación que fluye desde la cuenca del Amazonas ha estimulado el crecimiento de enormes brotes de sargazo e inundado las costas caribeñas con macroalgas podridas.
“Encontrar las imágenes satelitales en alta resolución fue muy importante, tanto para documentar la proliferación de algas más grande del mundo como para mostrar que la minería en la región de Tapajos en Brasil es la fuente de contaminación tóxica”, explica Faleiros. “Pudimos hacerlo gracias a nuestra colaboración con EarthRiseMedia”, una agencia digital que apoya al periodismo ambiental con herramientas de tecnología avanzada.
Estas técnicas no solo se utilizan para las historias relacionadas con la ciencia, comenta Faleiros. Las investigaciones de Buzzfeed sobre los campos de concentración de personas de la etnia Uigur en la provincia china de Xinjiang —ganadoras del Premio Pulitzer— se basaron en el análisis de imágenes satelitales y modelos arquitectónicos tridimensionales para revelar que se trataba de centros de detención. Tanto Google como Bing distorsionaron las imágenes de estas áreas en sus mapas públicos, así que BuzzFeed usó las tomas de Planet —una compañía que ofrece imágenes satelitales detalladas— para demostrar que los campos de detención eran más grandes de lo que había reconocido el gobierno chino. “Los científicos no se arriesgarían a realizar ese tipo de investigación”, añade.
Faleiros, quien trabaja para el Rainforest Investigation Network del Centro Pulitzer, está colaborando con Planet y KSAT (una firma noruega) para ofrecer capacitación a otros periodistas sobre cómo realizar un análisis avanzado de imágenes y obtener medidas utilizando filtros espectroscópicos que pueden calcular cambios en la vegetación.
EJN, entretanto, está enseñándole a periodistas en la región de Mekong —que abarca Camboya, Laos, Myanmar, Tailandia y Vietnam— cómo usar técnicas de periodismo de datos para mejorar sus reportajes sobre medio ambiente y acaba de publicar una lista de bases de datos útiles para investigaciones ambientales o relacionadas con el cambio climático.
Otros grupos que comparten recursos incluyen a la Sociedad de Periodistas Ambientales (SEJ), la Asociación de Periodistas de la Salud, el Health Journalism Network, Investigative Reporters and Editors, la Federación Mundial de Periodistas Científicos y sus afiliados internacionales y, por supuesto, el Global Investigative Journalism Network.
Blum también ha utilizado técnicas de periodismo científico para develar historias y llegar a nuevas conclusiones importantes, como en su pieza para Undark Magazine sobre los riesgos de utilizar fórmula de soya para alimentar a bebés. “Estaba mirando algunas revistas científicas, que incluían un par de ensayos sobre la fórmula de soya y sus efectos en el sistema endocrino de los bebés. Empecé a investigar la cantidad de estrógenos en la leche de soya y me di cuenta: esto es un gran experimento sobre el desarrollo humano. Nadie ha probado qué sucede al darle fórmula de soya, que contiene 11 mil compuestos, a bebés”, explica. “Hablé con un funcionario federal y le pregunté. Él estuvo de acuerdo en que prácticamente estamos realizando un experimento accidental sobre la salud de los niños”.
Liza Gross, una reportera de Inside Climate News que trabajaba como periodista científica en PLOS Biology y se especializa en cubrir el cambio climático y la agricultura californiana, tiene otro ejemplo de su propio trabajo periodístico. “La gente solía pensar que los pesticidas más dañinos se estaban utilizando en el área de Fresno. Sin embargo, conseguí información de investigadores y un experto en sistemas de información geográfica (GIS) que me sirvieron para demostrar cuáles pesticidas se estaban usando en cada sitio y verificar la peligrosa cantidad que se estaba empleando en el condado de Ventura, ubicado en el corazón agrícola de California y cerca de varias escuelas».
“Con las investigaciones y los datos podemos alcanzar conclusiones a las que aún no han llegado los científicos”, asegura Gross.
El impacto de la pandemia de covid-19
Blum, Faleiros y Gross creen que la llegada del covid-19 ha impulsado el crecimiento del periodismo científico, en momentos en que los periodistas intentan reconstruir las cifras de las tasas de mortalidad que muchos gobiernos son incapaces de recolectar o buscan esconder. El reportaje de The Economist sobre los excesos en mortandad durante la pandemia así lo demuestra. Faleiros explica que el periódico Folha de Brasil trabaja junto con O Globo para intentar recolectar datos sobre mortalidad, ya que no se puede confiar en la información proporcionada por el gobierno.
La pandemia también es un buen ejemplo de cómo el periodismo de investigación está evolucionando para revelar historias y abusos dentro de la misma comunidad científica. Tanto Blum como Gross señalan el debate sobre el origen del virus del covid-19 — si se originó en un laboratorio o surgió de la interacción entre personas y animales, por ejemplo en el mercado de Wuhan— como un ejemplo de cómo los periodistas necesitan ser escépticos, incluso cuando los científicos y otros expertos sugieren inicialmente que la respuesta es evidente.
“Los que cubrían las noticias sobre el covid estaban demasiado cerca de los científicos, que al principio descartaron la teoría de una fuga de laboratorio, hasta que David Relman de la Universidad de Stanford dijo que deberíamos investigar la posibilidad”, dice Gross.
Cuestionando a los científicos… y a la ciencia
“Leon Lederman [Premio Nobel de física] señaló que el mundo solía aceptar la palabra de los científicos, pero ahora vemos una mayor disposición por parte de los periodistas para cuestionar algunos descubrimientos y una reticencia de los científicos sobre la cobertura científica”, dice Blum. “No debemos ser los animadores de la ciencia. Nosotros hacemos investigaciones independientes y nuestra lealtad debería ser con nuestras audiencias”.
Blum menciona muchos ejemplos de periodistas que han investigado los descubrimientos y la conducta ética de los científicos. Entre ellos: Sam Kean, autor del libro “The Icepick Surgeon”; Azeen Ghorayshi, que una y otra vez ha expuesto casos de abusos sexuales perpetrados por científicos; y, yendo aún más lejos, la investigación de John Crewdson sobre las afirmaciones de Robert Gallo, que aseguraba haber descubierto el virus del VIH. El trabajo de Rebecca Skloot sobre el uso de líneas celulares en la investigación médica, que documentó en su libro “The Immortal Life of Henrietta Lacks”, es otro buen ejemplo.
De nuevo, existen fuentes en línea a las que los periodistas pueden consultar cuando indagan sobre investigaciones e investigadores científicos: Retraction Watch, de Ivan Oransky, ofrece actualizaciones sobre artículos académicos que se han retractado, el por qué, y quiénes son los infractores reincidentes; y las enseñanzas de Charles Seife sobre investigación científica en la Universidad de Nueva York (NYU). Gross ve una necesidad urgente de monitorear más el trabajo de las agencias científicas gubernamentales, como la Administración de Medicamentos y Alimentos y la Agencia de Protección Ambiental.
El interés por cubrir estas necesidades proviene no solo de los medios periodísticos tradicionales sino que, cada vez más, se origina en los sitios de noticias sin ánimo de lucro, como ProPublica, EJN, China Dialogue, Mongabay, Oxpeckers, InfoNile, el Environmental Reporting Collective y las agencias que financian este tipo de cobertura. “Estamos viendo más fundaciones que invierten en el periodismo científico de diferentes maneras, en especial debido al covid y el cambio climático”, dice Blum y señala como ejemplo los $20 mil dólares del Premio al Periodismo Científico Sharon Begley, que otorga en Concejo para el Progreso de la Escritura Científica.
Gross añade que hay muchas fuentes de financiamiento para historias enfocadas en la investigación científica. Entre ellas se encuentran Food and Environmental Reporting Network (FERN), el Fondo para el periodismo de investigación, Type Investigations, el Fondo SEJ para el periodismo ambiental, el Fondo para la el periodismo de investigación de la revista Science y la Beca Alicia Patterson. En Europa, el Fondo Arcadia también ha ayudado a establecer el Earth Investigations Programme, que ofrece subsidios a periodistas del mundo.
A Blum le gustaría ver más de este tipo de esfuerzos y cree que los periodistas (como observadores entrenados para encontrar patrones en datos y eventos, que otros podrían pasar por alto) tienen mucho que contribuir a la investigación de fenómenos y procesos científicos. “Pero los periodistas tienen que entender la ciencia básica y ser meticulosos con los hechos”, advierte.
Faleiros también ve la necesidad de un periodismo científico profundamente informado. “Los fenómenos que estamos viendo —como el impacto del Amazonas en las precipitaciones en Sudamérica o los brotes de algas en el Atlántico— son cada vez más complejos y globales. Por eso, este tipo de periodismo de investigación científico es tan importante”.
Recursos adicionales
Crisis climática: Ideas para periodistas de investigación
Nuevas herramientas y consejos para investigar el cambio climático
Mis herramientas favoritas: Gustavo Faleiros
James Fahn es el director ejecutivo de Earth Journalism Network en Internews, miembro de GIJN. También es profesor en la Universidad de California en Berkeley, donde enseña periodismo ambiental internacional.