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6 herramientas y 6 técnicas que los reporteros pueden usar para desenmascarar a los actores detrás de la desinformación del COVID-19

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Gráfico: Cortesía de Coda Story

 

Alexandre Capron pensó que encontraría una organización siniestra y bien financiada cuando comenzó a investigar una campaña de desinformación del COVID-19 que llamó la atención de cientos de miles de personas en África y Europa Occidental.

Había cinco citas falsas que se le atribuían a presidentes y autoridades médicas -con información que podría tener consecuencias fatales-, en cinco publicaciones en varias  páginas populares de Facebook. Parecían, además, diestramente elaboradas para explotar resentimientos entre muchos habitantes de República Democrática del Congo, y su numerosa diáspora en Francia. 

Capron, reportero de The Observers, de France 24, utilizó una serie de herramientas para hacer seguimiento, entre ellas Hoaxy, whopostedwhat.com y la herramienta Transparency Box, de Facebook -que cada vez resulta más poderosa-, para hallar la organización responsable de las publicaciones.

En cambio, encontró a un estudiante universitario de 20 años y a un colegial de 16 años, en Kinshasa, la capital de República Democrática del Congo, que «estaban jugando». 

El administrador de páginas de 20 años le dijo a Capron: «Nos inventamos historias para tener seguidores. Les damos a nuestros usuarios en redes sociales información que no han leído en ningún otro lugar».

Un estudiante congolés de 20 años le dijo a un reportero que había obtenido 60.000 seguidores en un mes, al colgar publicaciones falsas sobre COVID-19 como esta. Imagen: The Observers, de France 24.

 

Tan solo uno de los portales de Facebook del estudiante tenía 150.000 seguidores, y fabricaba artículos sobre COVID-19 que fueron compartidos 206.000 veces en redes sociales, durante cinco semanas. 

Las fuerzas tras la ola mundial de falsedades creadas intencionalmente sobre la pandemia emerge como una mezcla tóxica de grupos ideológicos marginales, estafadores comerciales, actores estatales, “oscuros agentes de relaciones públicas”, redes de noticias sobre conspiraciones, e incluso estudiantes que buscan atención o pequeñas recompensas económicas.

Una investigación realizada por el Instituto Reuters de la Universidad de Oxford sugiere que casi dos quintas partes de toda la desinformación relacionada al COVID-19 fue completamente fabricada. Por otra parte, un estudio del Oxford Internet Institute halló que las historias de desinformación sobre COVID-19, producidas por los medios estatales rusos y chinos, generaban mucha más interacción en redes sociales que las historias basadas en hechos y producidas por medios de comunicación de Europa occidental. La situación es tan seria, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) dice que la pandemia ha venido acompañada por una «infodemia» de desinformación.

Los periodistas de investigación deberían enfocarse principalmente en la gente y el dinero tras estas campañas, en lugar de desmentir la falsa información que generan y propagan.

A diferencia de las mentiras políticas, las falsedades sobre enfermedades contagiosas que se plantan y propagan estratégicamente tienen consecuencias mortales. Entre ellas se hallan las muertes que resultan de comportamientos irresponsables, «curas» falsas o incluso venenosas, y la incitación a la violencia, tal como se ha visto en ataques a las minorías musulmanas en India.

Desde GIJN entrevistamos a siete reporteros y editores que trabajan con temas de desinformación del COVID-19, y hallamos que sus perspectivas con respecto al papel del periodismo de investigación eran unánimes: el periodista debía enfocarse principalmente en la gente y el dinero detrás de estas campañas, en lugar de desmentir las afirmaciones falsas que generan y propagan.

Si bien los periodistas que entrevistamos utilizaban decenas de herramientas para exponer a los actores tras las mentiras, GIJN ha identificado seis herramientas y seis técnicas que son comunes entre muchas de las investigaciones descritas en las entrevistas.

«Creo que tenemos la responsabilidad de hacer visible a la gente y los grupos que han generado y extendido la desinformación», dijo Craig Silverman, editor de medios para BuzzFeed News. «Se deben investigar los “grupos de troles”, actores estatales y grupos con motivaciones financieras. Primero, porque es una buena historia, y segundo, porque ayuda a desincentivar a la gente. Es menos atractivo producir desinformación si los periodistas van a estar siguiéndoles el rastro».

Hace poco, Silverman actualizó una lista de herramientas y plug-ins de fuente abierta, que resultan esenciales para ayudar a los periodistas a “respirarles en la nuca” a quienes están comerciando con desinformación.

Los reporteros dicen que, para ir tras esos actores en las sombras, se han visto apoyados por la sobresaliente respuesta colectiva que, en 2020, han realizado las organizaciones de verificación de datos en el mundo entero.

Tan solo la CoronaVirusFacts Alliance, que son 100 organizaciones lideradas por el International Fact Checking Network, en el Poynter Institute con sede en Estados Unidos, ha desmentido más de 7.000 engaños relacionados con COVID-19 en el 2020. Entretanto, el Forum on Information & Democracy ha lanzado un grupo de trabajo para buscar una respuesta a la infodemia que esté basada en políticas públicas. Además, hay organizaciones investigativas, como la coalición sin ánimo de lucro First Draft, que están entrenando a reporteros en técnicas para verificar publicaciones en redes sociales, y hacer reportajes sobre desinformación de manera responsable.

Con una sencilla búsqueda inversa de imágenes, First Draft demostró que esta imagen, que muchos usuarios en portales de redes sociales dicen son de muertes de COVID-19 en China, pertenece a un proyecto de arte de 2014 en Alemania. Imagen: Cortesía First Draft.

Aimee Rinehart, directora adjunta para Estados Unidos de First Draft, dijo que el grupo también estaba enfocado en ayudar a las salas de redacción a detener rumores peligrosos relacionados al COVID-19, antes que tuvieran la oportunidad de hacerse virales.

«Vemos el mismo tipo de lugares comunes, señalamientos y niveles generales de odio hacia grupos que normalmente son mencionados en rumores de internet, pero la “cereza del  pastel” de desinformación es el COVID-19», dijo Rinehart. «En lugar de tener como objetivo frecuente a George Soros, el nuevo monstruo para los troles es Bill Gates. Antes circulaba la desinformación, pero las mentiras deliberadas en realidad comenzaron con las protestas de ReOpen [luego de las cuarentenas por COVID-19]. En los Estados Unidos hemos visto narrativas que toman la forma de una herradura: en un extremo del espectro político, la comunidad anti-vacunas, y en el otro, los defensores de la Segunda Enmienda [porte de armas], unidos en torno a cualquier campaña cuyo contenido sea, ‘no nos pueden decir qué hacer'».

Las denuncias sobre desinformación coordinada

Los periodistas de investigación publicaron historias poderosas sobre las fuerzas que coordinaron la desinformación que se dio en torno a las elecciones estadounidenses de 2016, y que influyeron en el voto del Brexit en el Reino Unido. Una de ellas, elaborada por Silverman, reveló que había jóvenes emprendedores en un pequeño pueblo de Macedonia que crearon al menos 140 portales de propaganda, y que tuvieron un impacto significativo sobre los votantes de Estados Unidos. Asimismo, una serie del New York Times amplió una denuncia hecha por reporteros rusos, sobre una «finca de troles» en San Petersburgo, llamada Research Agency.

Aún no se ha hecho una historia a esa escala sobre desinformación relacionada al COVID-19, pero los expertos creen que allá fuera probablemente hay pistas sobre desinformación coordinada.

Natalia Antelava, editora jefe de Coda Story, una organización sin ánimo de lucro con sede en Tiflis, Georgia, dijo que la desinformación había obligado a muchas salas de redacción a ponerse en un modo reactivo, contradiciendo falsedades, y que sería un mejor camino el enfocarse en las organizaciones y motivaciones tras los engaños.

«Creo que desmentir falsedades ha sido una distracción para los periodistas, en muchos sentidos», dijo Antelava. «Debemos contar historias de forma proactiva, y no solamente reaccionar a la agenda de alguien más. Creo que cubrir la desinformación debe ser como cubrir cualquier otra crisis. En su nivel básico debe ser lo mismo».

Gráfico: Cortesía de Coda Story

En febrero, Coda Story investigó a un grupo de Facebook, Stop5G International, que divulgaba información falsa para atacar la tecnología de datos 5G, un tema importante de desinformación en la pandemia. Hubo más de 70 torres de telefonía móvil en el Reino Unido que sufrieron vandalismo y fueron quemadas por personas que creían en la narrativa de que la tecnología facilitaba la propagación del COVID-19, porque debilitaba el sistema inmunológico de los humanos.

El equipo de Coda Story rastreó al administrador de la página de Facebook hasta un sótano cercano a Zúrich, donde alguien con un detector de radiación de mano escaneó al periodista que iba a entrevistar a la persona que lideraba el grupo. No obstante, en lugar de usar un tono despectivo, o enfocarse en algunas de las afirmaciones absurdas, la historia exploró de forma respetuosa las motivaciones y los temores del administrador de la página, al tiempo que más abajo aclaraba los datos científicos.

Las investigaciones que tienen impacto sobre la desinformación

Tatev Hovhannisyan, una reportera armenia, halló en mayo que Medmedia.am, un portal local de noticias de salud, había publicado varias historias falsas e irresponsables sobre la epidemia. Entre ellas, una que hacía un llamado para que los armenios «rechazaran todos los potenciales programas de vacunación». Hovhannisyan dijo que la historia generó 13.000 vistas, en un país con tan solo 3 millones de ciudadanos.

Ella también se refirió a la segunda historia más leída del portal, que falsamente afirmaba que una morgue ofrecía incentivos monetarios a los miembros de las familias, para que firmaran un documento en que el que decía que su pariente había muerto de COVID-19.

Hovhannisyan descubrió que el portal era administrado por un doctor con posiciones de extrema derecha y anti LGBTQ, y afirmaba estar financiado por una beca del Departamento de Estado de Estados Unidos». Sin embargo, la periodista se preguntó si esta última afirmación, entre tantas otras insensatas en el portal, podría de hecho ser cierta. En lugar de contradecir la información falsa, que es fácil, pero es como luchar contra el océano, decidió perseguir el rastro del dinero.

Intentó, sin éxito, rastrear la beca a través de grants.gov, un portal de becas del gobierno federal de los Estados Unidos, y a través del portal Whois -que permite averiguar los dueños del dominio de un portal en particular-, de encontrar a los propietarios de Medmedia.am, así como la organización no gubernamental a cargo.

Hovhannisyan luego encontró que algunos de los beneficiarios de las becas debían aplicar para un número DUNS, que genera un identificador numérico único, y completar un proceso de registro SAM (System for Award Management).

Buscó en la base de datos SAM.gov, y encontró un registro para la «Asociación Armenia de Jóvenes Doctores», una organización no gubernamental establecida por ese mismo doctor. Le tomó otro paso verificar que la beca para esta «Adjudicación de Asistencia Federal» estaba activa.

A los ocho días de presentar su evidencia, la embajada de los Estados Unidos en Armenia admitió que, en efecto, habían financiado tanto la organización no gubernamental como el portal. 

Una semana después de que publicara su historia en openDemocracy, la embajadora de Estados Unidos, Lynne Tracy, anunció que la embajada dejaría de financiar el portal, y que «haría más estrictos algunos procedimientos». 

Desde entonces, la historia de openDemocracy ha sido cubierta o citada en más de 70 medios y en ocho idiomas.

«Me pregunté: ¿cómo pudo el Departamento de Estado de los Estados Unidos financiar un portal armenio que propaga desinformación sobre el COVID-19 y hace campaña en contra de las vacunas?», dijo Hovhannisyan. «Durante la pandemia del COVID-19, la desinformación se ha difundido de manera rampante. El impacto real de nuestra historia superó nuestras expectativas”. 

“Medmedia parece haber cambiado su aproximación, y haber reducido el número de publicaciones con información engañosa e incorrecta sobre el COVID-19. ¡Ese, para mí, es el impacto más importante!».

Seis herramientas para identificar a los actores tras la desinformación del COVID-19

  •   Hoaxy. Esta herramienta de fuente abierta le permite visualizar la difusión de las publicaciones y los artículos en línea, buscar artículos de fuentes con poca credibilidad, y hacer un mapa del número acumulado de veces que ha sido compartido.
  •   CrowdTangle. La mayoría de los detectives de desinformación describen a CrowdTangle como la herramienta más poderosa de este campo. Esta plataforma de monitoreo ofrece grandes hallazgos sobre cómo el contenido se comparte en redes sociales como Facebook, Instagram y Reddit.
  •   Graphika. Esta herramienta le permite hacer un mapa del panorama de redes sociales, y encontrar los vínculos entre dominios. Gephi es una herramienta compleja pero efectiva para visualizar de forma gráfica los flujos de desinformación.   
  •   Para hacer investigaciones sobre estafas y desinformación que reciben financiación, hay herramientas como DNSlytics.com, que le permiten hacer seguimiento a la publicidad y a las actividades comerciales sospechosas en varios portales. Las cuentas premium piden una pequeña suma para la suscripción. Adbeat es una herramienta para salas de redacción con buenos presupuestos de investigación, que hace búsquedas masivas en la red y aporta inteligencia útil sobre publicidad.
  •   Whopostedwhat. Creada por el experto en inteligencia en línea, Henk van Ess, es una herramienta diseñada para los investigadores enfocados en el interés público, que permite buscar palabras clave por fecha en Facebook. Junto con la herramienta de verificación de video, InVID, y el programa CrowdTangle, ha resultado ser una herramienta básica para rastrear a los autores tras publicaciones engañosas en redes sociales. 
  •   Búsquedas en Googlepara encontrar preguntas, en lugar de respuestas. Rinehart dijo que escribir la mitad de una pregunta en Google, como “¿Por qué el gobierno federal …” arroja preguntas que se escriben con frecuencia, y dan una idea a los periodistas de las sospechas que tienen las comunidades, o lo que no saben, cuando consumen noticias. Un famoso ejemplo de una pregunta que se hacía a Google es: «¿Qué es la Unión Europea?», que muchos británicos escribieron el día después del voto por Brexit.

Olas de falsedad peligrosa en Asia

El presidente de la Sociedad de Periodistas Asiáticos, Syed Nazakat, que trabaja en Delhi, dijo que había visto cuatro olas de desinformación sobre la pandemia en Asia: la primera, sobre sus orígenes, luego historias sobre el pasado que no estaban relacionadas y se publicaban como si estuvieran relacionadas con el virus, más adelante sobre curas, y finalmente sobre la cuarentena.

Nazakat advirtió que la próxima ola, durante los próximos pocos meses, probablemente sería de campañas coordinadas de desinformación contra el desarrollo de vacunas.

«Le digo, puedo verlo venir, y será más coordinado y más intenso de lo que hemos visto hasta ahora», dijo. «Eso podría dificultar o sabotear cualquier progreso con el desarrollo de vacunas, o la gente las va a evitar a causa de estos rumores. Estoy hablando de miles de videos diarios contra las vacunas. Los periodistas van a tener sus manos llenas».

Nazakat, que fundó la empresa de creación de historias colaborativas impulsadas por datos, DataLEADS, dijo que las teorías conspirativas sobre la vacuna estallaron en Pakistán luego de que algunas historias en grandes medios dijeran que la CIA había organizado una visita de vacunación al complejo de Osama Bin Laden, antes del ataque militar al líder de Al-Qaeda, en 2011. Dijo que muchas de esas preocupaciones estaban siendo ahora explotadas durante la pandemia.

«Incluso cuando comenzó la pandemia, la gente decía que no había COVID-19, que era una misión secreta de la CIA», dijo. «Hemos visto muchos videos en hindi y bengalí sobre medicinas alternativas y curas. Por ejemplo, sobre cómo el ajo o la orina de vaca le puede curar. También hemos visto muchas teorías de la conspiración en lengua urdu, que se habla mucho en Pakistán y en India. Una razón para ello son las vacunas. El COVID-19, además, se ha utilizado como un arma de odio contra los musulmanes, y hemos hecho cientos de historias sobre «curas» que no tienen ninguna evidencia científica. Cuando investigamos quién lo hacía, vimos una enorme cantidad de grupos de interés que estaban relacionados con la medicina alternativa».

Esta historia de HealthAnalyticsAsia, en la que un doctor rápidamente desmintió una afirmación viral sobre las características protectoras del jugo de limón, es tan sólo un ejemplo de la alianza pionera entre el portal y una red de doctores en Asia, para confirmar afirmaciones médicas sobre el COVID-19 en tiempo real. Imagen de pantalla: Cortesía de HealthAnalyticsAsia.

Como parte de un programa pionero, HealthAnalyticsAsia, una división de DataLEADS, se alió con doctores en 17 países asiáticos, para revisar en tiempo real afirmaciones médicas hechas en artículos y publicaciones de redes sociales, que estén relacionadas con la pandemia.

Dejar al descubierto a los estafadores tras los engaños

Silverman ha editado varios libros para ayudarles a los reporteros a atacar la desinformación. Entre ellos, el “Verification Handbook: A definitive guide to verifying digital content for emergency coverage”, que puede descargar de forma gratuita

En mayo, Silverman investigó la desinformación coordinada en Facebook sobre los tapabocas anti-COVID-19, y descubrió una enorme estafa de aumento de precios que no solo estaba engañando a los clientes, sino también a Facebook.

El proceso de la elaboración de su reportaje ofrece un modelo de cómo los periodistas pueden destapar redes de desinformación comercial y a los estafadores tras ellas, con una sola pieza que levante sospechas.

La investigación de Craig Silverman expuso una enorme red de estafas que comenzó con una publicación de Facebook. Imagen de pantalla.

 

En un seminario virtual sobre desinformación que impartió GIJN, Silverman explicó que había comenzado con un anuncio publicitario de Faceboook, sobre máscaras N95, que citaba estadísticas falsas, y una cita del «cirujano en jefe» para los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades en Estados Unidos, que es un cargo que no existe.

Aunque el vínculo URL para la tienda en línea no ofrecía mucha información, Silverman escribió la URL entre comillas y la puso en una búsqueda de Google. Esto arrojó todas las páginas que Google había indexado relacionadas con esa URL, que incluían comunidades de PayPal, quejas de clientes estafados, y el nombre de la compañía que vendió las máscaras: ZestAds. Una búsqueda separada para «máscaras» y «ZestAds» halló cientos de quejas adicionales sobre información falsa y máscaras con precios exorbitantes, o pedidos que nunca llegaban.

Luego de visitar la sección de «páginas relacionadas”, y todos los elementos en la barra lateral de la página original de Facebook, entre ellos «reseñas» y «conozca más», para buscar más comentarios, hizo clic en la sección de «Transparencia» de la página, y encontró una compañía de Estados Unidos, en lugar de ZestAds, como «el dueño confirmado de la página».

Esta discrepancia, para Silverman, fue una de varias sospechas sobre las ventas. Otra fue que el administrador de la página para este portal, supuestamente estadounidense, estaba en España.

«No solo estábamos exponiendo a esta compañía que estafaba a la gente con información falsa, sino que revelamos que Facebook estaba fracasando en su propia política», dijo Craig Silverman, de BuzzFeed. Un grupo de Facebook dedicado a las quejas sobre la compañía ofreció copias de los recibos, y estos a su vez tenían URLs para los almacenes en línea de ZestAds.

Silverman usó entonces la técnica de «la bola de nieve» para investigar la escala de la red. Esto incluía el número de páginas de Facebook y tiendas en línea que vendían las máscaras.

«Lo que hemos visto es el nacimiento de compañías que venden productos en Facebook utilizando Shopify como almacén. Esto lo pueden montar en minutos, y siguen creando toneladas de ellos, al tiempo que engañan a la gente y roban su dinero», dijo.

Al saber que los estafadores a menudo no se toman el esfuerzo de escribir distintas declaraciones de misión para cada almacén, Silverman extrajo frases de la sección «Sobre Nosotros» de algunas páginas de almacenes en línea, las puso entre comillas, y las buscó en Google. Halló más de 300 almacenes, y visitó manualmente cada uno de los portales, anotando los detalles en una base de datos, para comprobar si estaban conectadas a la red de estafas.

«Aquí es donde termina el glamour de la investigación», dijo. «Pero el trabajo manual también es muy importante, porque tenía una muy buena idea de cómo funcionaban estos almacenes y lo que hacían, ya que los veía con mis propios ojos».

Usó entonces la frase de operación de búsqueda «site:facebook:com», con el nombre de casi 200 compañías vinculadas a la red, para hacer un mapa de la red y su penetración en redes sociales.

La sección de «Transparencia» en la página de Facebook para este almacén, que es uno de 200 en la red, dirigió a Silverman hacia la ubicación real de la compañía: Malasia. Imagen de pantalla.

 

Esto lo llevó a una página de Facebook para una tienda en línea, “qomingsoon.com”, cuya sección de «Transparencia» finalmente le dio la pista para la ubicación real de la sede del engaño: una compañía en Malasia.

«Resulta que ZestAds encontró cómo subvertir el proceso de Facebook para añadir al dueño confirmado de una página, así que estaban engañando a la gente y explotando Facebook», dijo. 

Silverman hizo entonces una búsqueda en Whois.net de los almacenes que se hallaban en DomainBigData.com, para desenterrar sus historias de registro.

«En ese momento, Facebook había prohibido toda la publicidad de tapabocas», dijo Silverman. «Así que no solo estábamos exponiendo a esta compañía que estafaba a la gente con información falsa, sino también revelamos que Facebook fracasó haciendo cumplir su propia política».

BuzzFeed envió a Facebook una lista de casi 100 páginas vinculadas a ZestAds. Facebook envió a la compañía una carta de cese, y desde entonces se le ha prohibido el uso de la plataforma a ZestAds.

Seis técnicas para rastrear a las personas tras la desinformación

  •   Encuentre la primera foto de perfil o fondo que se subió a la página sospechosa que está investigando en la red social. Observe los «likes» y comentarios, pues a menudo las personas cercanas al dueño, e incluso el mismo dueño, son los primeros en dar «like» o interactuar con las imágenes más tempranas.
  •   La información es ligeramente distinta entre el diseño viejo y el nuevo de la página de Facebook, así que cambie los formatos para comprobar si hay datos más útiles o vínculos en el formato alterno. Busque recibos en grupos de Facebook, donde los consumidores se reúnen para quejarse sobre los productos.
  •   Cuando esté buscando contactar directamente a los troles, para conocer la motivación tras sus actos, es importante que se presente como un periodista. Sin embargo, algunos periodistas se han dado cuenta de que los troles están más dispuestos a dar entrevistas cuando la aproximación se enfoca en la popularidad de sus páginas, más que en su falso contenido. «No mienta sobre sus intenciones, pero a los [troles] les gusta hablar sobre su popularidad», dijo Capron.
  •   Ponga entre comillas el contenido que figura en la sección «Sobre Nosotros» de los portales que piense que son una estafa. Igualmente, utilice las comillas del operador, para las búsquedas de URL y dominios, como lo haría al buscar «site:youtube.com».  
  •   Identifique posible desinformación gracias a sospechas que le genere el contenido, como lenguaje extremo o emocional, y llamados exagerados, como: «Lea esta noticia importante antes que Twitter la borre». Este tipo de estructuras en una publicación de newsfeed es otra pista. Preste atención a los portales con dominios «.news», pues las redes de desinformación a menudo los utilizan para aislar a audiencias con puntos de vista ideológicos distintos.
  •   Evite amplificar los mensajes falsos o las marcas extremistas que usted está investigando. Aimee Rinehart, de First Draft, sugiere que las historias sobre desinformación, que hablen de grupos de teoría de conspiración como QAnon, excluyan la palabra «QAnon» de sus titulares y tres primeras oraciones, para minimizar la probabilidad de que se amplifique como una tendencia. Silverman sugiere que estas historias, idealmente, deberían comenzar con datos ciertos, seguidos de una cuidadosa descripción de la falsedad, y que los datos verificados debían repetirse hacia el final, para reforzar la verdad en la memoria de los lectores. «Haga a los troles responsables sin darles la notoriedad que quieren», dijo.

Desenredar imperios de desinformación

En junio, el Institute for Strategic Dialogue (ISD), una organización británica anti-extremista de la sociedad civil, que trabaja con periodistas, publicó una investigación exhaustiva en torno a uno de los orígenes más grandes de desinformación sobre COVID-19 en el mundo.

Su investigador halló 496 dominios que aún estaban vinculados a la red de extrema derecha de los Estados Unidos, Natural News, y su fundador, Mike Adams, a pesar de que varias plataformas de redes sociales prohibieron su dominio, como lo hizo Facebook en junio de 2019.

La red de propaganda generó varias historias falsas de conspiración relacionadas a temas como Bill Gates y las torres 5G, y fue un «súper propagador» del video de falsa conspiración «Plandemic», que difundía la afirmación falsa de que la pandemia fue planeada.

Los investigadores de ISD compilaron este mapa en telaraña de los dueños de dominios, y las entidades comerciales ligadas a la vasta red de desinformación sobre COVID-19, Natural News. Imagen: Cortesía ISD.

 

Un informe de ISD dijo que: «A pesar de que Facebook lo prohibió en el 2019 y de nuevo en el 2020, Natural News y sus dominios afiliados se usan para compartir desinformación sobre una variedad de temas, entre ellos COVID-19 y las protestas en torno a George Floyd». Los investigadores hallaron 562.193 interacciones en publicaciones relacionadas con dominios de Natural News en menos de tres meses, durante el 2020, y después de la prohibición.

«Lo que falta en muchos trabajos sobre desinformación es lograr atribuirla a alguien, y rastrearla hasta las personas que están creándola, porque es lo más difícil de hacer», dijo Chloe Colliver, directora de la Unidad de Investigación Digital de ISD. «Hacen falta unas habilidades particulares y valentía para exponer a estas personas, que a menudo son personajes bastante oscuros. Es importante revelar al público que no es simplemente un fenómeno que no puede controlarse. Hay dinámicas de poder que resulta importante que los periodistas investiguen».

Colliver dijo que CrowdTangle, Gephi, y la lista de herramientas OSINT de Bellingcat habían sido importantes para investigar redes complejas. Los investigadores de ISD también usaron Google Earth Pro para saber si las direcciones online relacionadas con Natural News estaban vinculadas a oficinas físicas.

Un consejo clave para periodistas que emergió de la investigación fue que algunas de las redes más grandes de desinformación ideológica se cuidan de dividir a sus audiencias ideológicamente, y las canalizan hacia portales que excluyen contenido que les pueda molestar.

Por ejemplo, los investigadores hallaron que las audiencias interesadas en la salud holística, y que probablemente serían alienados por contenidos sobre el derecho a portar armas, eran redirigidos hacia dominios «.news», con afirmaciones falsas de salud alternativa, pero sin propaganda a favor de las armas de fuego.

Áreas de desinformación para observar

Colliver afirmó que «las relaciones públicas oscuras», donde se contrata a las firmas para desacreditar a individuos e instituciones -entre ellos los medios de comunicación-, con falsedades fabricadas de forma estratégica, debería ser un área de escrutinio para las salas de redacción investigativas durante los próximos meses.

«Creo que el mercado de relaciones públicas oscuras está muy poco investigado, y probablemente tiene un rol muy grande en el trabajo sucio de quienes buscan hacer daño a través de desinformación relacionada con COVID-19», dijo.

«Sospecho que podrían encontrarse más historias relacionadas con lo que China ha estado haciendo en términos de difundir desinformación en el mundo», dijo Craig Silverman, de Buzzfeed. «Probablemente hay personas motivadas por el dinero que están tratando de lucrar de maneras que aún debemos descubrir. El gran elemento de coordinación que ya estamos viendo es cómo la comunidad de conspiración de QAnon, la comunidad anti-vacunas y los extremistas anti-gobierno, han creado una alianza nefastaen torno a la pandemia. Juntos están presionando para que la gente no use máscaras y siembran narrativas conspirativas sobre esto como un evento planeado», añadió.

Alexandre Capron, periodista de France 24, dijo que el administrador de portales engañosos de 20 años a quien entrevistó, era indiferente al daño que sus 37 publicaciones de «noticias» relacionadas a COVID-19 hubiesen podido causar sobre su audiencia.


Rowan Philp es un periodista de GIJN. Rowan fue el reportero principal para el Sunday Times, de Sudáfrica. Como corresponsal extranjero, hizo reportajes de noticias, política, corrupción y conflicto en más de dos docenas de países del mundo.

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