Reportear en pandemia: aumentan más de siete veces las muertes de periodistas por COVID-19

Captura de pantalla: El galardonado periodista de India, Prabir Kumar Pradhan, solo tenía 35 años cuando murió por COVID-19, a principios de noviembre. Los investigadores afirman que los periodistas menores de 60 años representan las muertes más recientes.

En mayo, cuando la pandemia del COVID-19 se fortalecía y esparcía en todo el mundo, observamos los estragos que causó a los periodistas en medio de la crisis. Al igual que los profesionales de la salud, cuidadores y otros trabajadores esenciales, los periodistas enfrentan grandes riesgos al investigar reportajes sobre la pandemia.

En ese entonces nos topamos con la Press Emblem Campaign (PEC), una organización sin fines de lucro ubicada en Ginebra, que se centra en la libertad de prensa y la seguridad de los periodistas, la cual intentaba rastrear 19 muertes confirmadas relacionadas con el COVID-19 de periodistas de todo el mundo. Hasta el 5 de mayo, la PEC había registrado 64 muertes en 24 países, una cantidad que casi sin dudas es conservadora. Comprobamos esta semana los datos de la PEC para tener información más reciente.

Las cifras son bastante desalentadoras: para el 15 de noviembre, la cifra había alcanzado al menos 462 periodistas fallecidos por COVID-19 en 56 países, aumentando más de siete veces. La cantidad de muertes por la pandemia en total en todo el mundo también ha aumentado siete veces, según el Centro de Recursos sobre el Coronavirus de Johns Hopkins. 

Los países latinoamericanos representan más de la mitad de la cuenta de muertes de periodistas, pero también se registra un aumento reciente en India y Bangladesh.

Mientras tanto, la PEC registra que las muertes más recientes se tratan de periodistas menores a 60 años. Un grupo de periodismo en Bangladesh le dijo a GIJN que el creciente miedo a los despidos ha resultado en que muchos periodistas están tomando riesgos adicionales, incluyendo reunirse en salas de redacción que no se han modificado para respetar la distancia social.

En una entrevista con GIJN, Blaise Lempen, Secretario General de PEC, afirmó que la cuenta real probablemente sea mucho más alta que 462, ya que los investigadores estaban limitados a los casos confirmados oficialmente como relacionados con el virus a través de pruebas o la certificación.

Su cuenta muestra que la comunidad periodística de Perú ha sido la más afectada, con 93 muertes de periodistas, seguida por India con 47, Ecuador con 41, y Brasil con 36.

“Por regiones, Latinoamérica lleva la delantera con ventaja con más de la mitad de las víctimas, 251 muertes”, afirmó Lempen. “Miles de periodistas se han infectado con el virus, y la muerte de más de 450 trabajadores de los medios en un período de meses es una pérdida sin precedentes para la profesión”.

“Tememos que haya 100 víctimas más para el fin de año”, agregó Lempen. “Pero en algunos países, como en Europa, los periodistas han aprendido a tomar precauciones esenciales como usar mascarilla, mantener distancia, evitar el contacto directo y los viajes, y hemos visto entre ellos una disminución de las víctimas”.

El grupo periodístico de Bangladesh Our Media, Our Rights, actualiza regularmente una cuenta de casos de COVID-19 entre periodistas en esta página.

Lempen expresó que en India y Bangladesh se observa un rápido aumento en las muertes de periodistas en los últimos meses, en comparación con la primera mitad de la pandemia, pero señaló que las tasas de mortalidad se mantuvieron peor en países latinoamericanos, dada la diferencia de los números en cuanto a población con India y Bangladesh.

“Lo que me sorprende es que, contrario a la creencia popular, muchos periodistas han muerto relativamente jóvenes”, dijo. “Desde principios de octubre, más de la mitad de estos periodistas tenían menos de 60 años, estaban en sus 40 o 50, según nuestro registro. Siempre es difícil conocer el origen de la infección, pero muchos se han infectado en el trabajo”.

Los perfiles individuales en la página tributo del Instituto Poynter muestran la edad de muchos de los periodistas fallecidos recientemente.

El PEC ha registrado 35 muertes de periodistas en Bangladesh. Además, el grupo periodístico ubicado en Daca, Our Media Our Rights, ha contado 1.010 infecciones por COVID-19 en 191 entidades mediáticas en Bangladesh, así como 942 recuperaciones.

“Conocí a muchos de los periodistas que han fallecido”, expresó Ahammad Foyez, quien es el coordinador de Our Media, Our Rights y corresponsal senior para el periódico de Daca llamado New Age.

A Foyez le preocupa que las presiones económicas que cada vez  son mayores, incluyendo el miedo a los despidos, está forzando a los periodistas a tomar mayores riesgos de infección, tanto en el trabajo de campo como en las salas de redacción.

“Una gran cantidad de periodistas asisten a sus oficinas para garantizar sus puestos laborales, ya que muchos trabajadores de la prensa han perdido su trabajo durante la pandemia”, afirmó. “Algunos hacen trabajo de oficina incluso cuando hay colegas que han dado positivo para COVID-19. Las entidades mediáticas deben establecer directrices inmediatamente sobre cómo cubrir eventos y la disposición de asientos en las oficinas”.

“Todas son trágicas”, dijo Lempen sobre las pérdidas humanas, pero señaló la muerte del presentador de televisión boliviano Marcos Montero el 30 de septiembre como una muerte simbólica que ha sufrido la industria.

Luego de su diagnóstico el 25 de mayo, los periodistas bolivianos solicitaron públicamente plasma para Montero. “Murió después de luchar contra el virus por cuatro meses”, dijo Lempen.

Algo que empeora las cosas es la actitud de ciertos líderes políticos, agregó, señalando a los presidentes de Brasil y Estados Unidos: “Personalmente lamento que líderes políticos como Donald Trump o Jair Bolsonaro sean tan inconscientes de que ponen en peligro a los periodistas con los que hablan”.

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Rowan Philp es un periodista de GIJN. Rowan fue el reportero principal para el Sunday Times, de Sudáfrica. Como corresponsal extranjero, hizo reportajes de noticias, política, corrupción y conflicto en más de dos docenas de países del mundo.