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Ilustración: Nyuk para GIJN
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Periodismo de investigación en Asia: Resistencia, transformación y solidaridad ante los crecientes desafíos de la prensa

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El periodismo en Asia ha sido históricamente más que un simple medio para transmitir información, también ha sido la base intelectual de la lucha contra el colonialismo, el autoritarismo y la desigualdad social. En los siglos XIX y XX, desde Bengala hasta Tokio, y desde Manila hasta Estambul, numerosos intelectuales utilizaron los periódicos como plataforma de resistencia y para difundir los ideales del periodismo, la modernización, la conciencia pública y la libertad.

Si bien el periodismo en Asia se ve actualmente asediado por estructuras estatales autoritarias, la censura y las amenazas de la desinformación digital, también está siendo redefinido por las generaciones más jóvenes, armadas con nuevas herramientas mediáticas, y sigue siendo un método invaluable para exigir responsabilidades al poder. Además, las redacciones del continente están adoptando el análisis de datos e información que aborda la narrativa desde una perspectiva más visual y sistemática, y atrae a nuevas audiencias para un mayor impacto.

Con su diversidad poblacional e ideológica, Asia constituye un laboratorio único en el panorama mediático global. En este vasto continente, el periodismo, especialmente el periodismo de investigación, va más allá de su función de informar al público; a menudo es una herramienta vital para exigir responsabilidades a los regímenes autoritarios, exponer la corrupción y documentar la injusticia. Sin embargo, al desempeñar esta función, los periodistas se enfrentan a desafíos multifacéticos, como amenazas físicas, vigilancia digital y presiones financieras. Según el Índice Mundial de Libertad de Prensa 2025 de Reporteros Sin Fronteras, se consideró que la gran mayoría de los países asiáticos tenían desafíos “muy graves” en materia de libertad de prensa, y siete de los 10 países con peores resultados a nivel mundial se encuentran ahora en Asia: Rusia, Vietnam, Turkmenistán, Afganistán, Irán, Siria, China y Corea del Norte. Solo tres países, Taiwán, Armenia y Timor Oriental, fueron calificados por RSF como “satisfactorios”.

Fuente: Índice Mundial de Libertad de Prensa.

En muchos de los países con condiciones de prensa precarias, los medios de comunicación se ven obligados a operar bajo el control total del Estado o están completamente suprimidos. Además, el clima de libertad de prensa en Asia está tendiendo a empeorar, debido a las tendencias autoritarias generalizadas, la censura en internet y la creciente presión sobre los periodistas.

Pero el panorama no es del todo sombrío, y algunos países con una tradición más sólida de periodismo independiente representan puntos positivos. Yasuomi Sawa, director ejecutivo del Foro de Profesionales del Periodismo de Japón (J-Forum), afirma que el periodismo de investigación en el país está “ganando terreno” y cada vez es más reconocido en premios nacionales por su capacidad para revelar verdades ocultas. Sin embargo, señala que aún existen desafíos específicos de cada país, desde la “mentalidad hermética de los funcionarios gubernamentales, la falta del concepto de ‘público’ en japonés (como información pública, debate público o hacer algo público), la orientación generalizada hacia el anonimato en la sociedad y las restricciones impuestas a los medios que intentan publicar información con nombres reales”.

Como resultado, el periodismo de investigación en Asia no solo está sobreviviendo, sino que también se está labrando un nicho gracias a nuevas herramientas, colaboraciones y estrategias de resiliencia. En lugares como Filipinas, Indonesia y Tailandia, las plataformas de medios independientes siguen gozando del apoyo público. Instituciones como Rappler (Filipinas) y Tempo (Indonesia) influyen en la opinión pública de la región con investigaciones exhaustivas sobre corrupción, la destrucción del medio ambiente y violaciones de derechos humanos. Y la caída de regímenes notoriamente represivos en Siria y Bangladesh ha brindado un primer rayo de esperanza para una nueva era de periodismo más abierto e independiente.

Para identificar algunos de los desafíos más importantes que enfrenta el periodismo de investigación en la región, para este proyecto Asia Focus, GIJN encuestó a sus más de 40 miembros en todo el continente. Muchas de las respuestas reflejaron temas similares: presión autoritaria, restricciones legales, censura estatal y corporativa, amenazas de intimidación y violencia, y dificultades económicas. Editores y reporteros de toda la región nos contaron que sus investigaciones abarcan desde la denuncia de la corrupción rampante y el lavado de dinero hasta la investigación de la trata de personas y la explotación medioambiental, temas de vital importancia que su público necesita que investiguen ahora más que nunca.

“A través de Asia Focus, queremos rendir homenaje al increíble trabajo que están realizando los miembros de la comunidad en toda la región, a pesar del complejo entorno de la libertad de prensa”, afirma Emilia Díaz-Struck, directora ejecutiva de GIJN. “Lanzamos esta publicación especial de Asia Focus a unas semanas de coorganizar con Malaysiakini nuestra Conferencia Global de Periodismo de Investigación, que por primera vez en la historia de nuestra organización se realizará en Asia. Esperamos que este sea un espacio de solidaridad e intercambio de conocimientos que contribuya a seguir empoderando a la comunidad del periodismo de investigación en la región y en todo el mundo”.

Asia Central y el Cáucaso

Se ha producido una nueva oleada de represión contra la libertad de prensa en el Cáucaso. A pesar de protestas masivas en Georgia, los legisladores votaron recientemente a favor de una controvertida ley de «agentes extranjeros», basada en el modelo ruso, que la sociedad civil y los medios de comunicación temen que pueda utilizarse para amordazar a la disidencia y a la prensa. En Azerbaiyán, más de una docena de periodistas han sido arrestados, acusados de contrabando de divisas por recibir fondos presuntamente ilegales, dinero que en realidad eran subvenciones para el periodismo de prestigiosos donantes internacionales.

“Aquí, el periodismo de investigación también significa resiliencia”, afirma Fatima Karimova, cofundadora y editora jefe de Mikroskop Media, miembro en el exilio de GIJN. “Al trabajar con acceso limitado a datos y recursos, los periodistas recurren a la creatividad, a fuentes alternativas y colaboraciones transfronterizas para destapar la corrupción, los abusos de derechos humanos y el abuso de poder, a menudo con un riesgo personal y profesional significativo”.

Los desafíos para el periodismo también se extienden por Asia Central. Tras la publicación de una investigación sobre posible corrupción en la administración del presidente kirguiso, reporteros de Temirov Live fueron arrestados, y algunos miembros del equipo fueron encarcelados y acusados ​​de “crear un grupo criminal” e “incitar a disturbios masivos”. Un tribunal kirguiso también ordenó el cierre del medio de investigación Kloop, miembro de GIJN, y recientemente dos miembros del equipo de cámara del sitio fueron condenados a cinco años de prisión por “cargos falsos”, según el CPJ y Amnistía Internacional.

“Los medios de comunicación están siendo cerrados o se les está asfixiando financieramente, mientras que nuevas leyes se utilizan como arma para silenciar las voces críticas”, advierte Anna Kapushenko, editora jefe de Kloop. «A pesar de estas presiones, el periodismo de investigación en Kirguistán sigue destacando por su valentía, resiliencia y compromiso con la rendición de cuentas».

Ruslan Myatiev, editor de Turkmen.news, miembro exiliado de GIJN, también destacó el acceso restringido a los datos como un obstáculo adicional para el periodismo de vigilancia en la región. “El periodismo de investigación en Asia Central se encuentra actualmente en su fase naciente”, afirma Myatiev. “El gobierno no publica ningún registro, por lo que sacar a la luz la corrupción y las irregularidades es extremadamente difícil. Sin embargo, la gente también está harta de la corrupción, incluso de quienes ocupan altos cargos. Ellos son nuestra principal fuente de datos e información, que luego se convierten en trabajos de investigación de calidad”.

Turquía

El periodismo de investigación en Turquía se encuentra bajo una severa presión legal, política y económica, pero se mantiene activo gracias a la labor de periodistas independientes, ONG y fundaciones. Uno de los acontecimientos recientes más determinantes es la aprobación de una ley de desinformación en 2022, que penaliza “la información falsa o engañosa” que pueda perjudicar el orden público, la seguridad o la salud pública. Desde su promulgación, esta ley se ha utilizado para iniciar miles de investigaciones y para procesar a decenas de periodistas. Periodistas como Ahmet Kanbal (Mezopotamya), İsmail Arı (BirGün) y otros se han enfrentado a procesos judiciales en virtud de esta ley por informar sobre elecciones, las secuelas de un terremoto o instituciones estatales.

Los índices de libertad de prensa reflejan esta erosión: Turquía ocupa un lugar muy bajo en el Índice Mundial de Libertad de Prensa de 2025 (el puesto 159 de 180 países). Organismos reguladores han sido utilizados para imponer multas, retirar la publicidad estatal, bloquear el acceso a contenidos o suspender las licencias de transmisión de medios críticos o alineados con la oposición. Son habituales los riesgos físicos, las detenciones, el acoso tanto en línea como en persona y las amenazas judiciales. Los periodistas que cubren protestas, corrupción y desastres como el terremoto de febrero de 2023 se enfrentan a obstrucciones, detenciones y otras formas de represión. Una encuesta reciente del Sindicato de Periodistas Turcos reveló que el 43 % de los periodistas encuestados habían sufrido censura, siendo los periodistas más jóvenes y mujeres los más afectados. Asimismo, el 25 % afirma autocensurarse con frecuencia.

Debido a estas tendencias, las instituciones independientes y sin fines de lucro se han vuelto cruciales para la rendición de cuentas. Por ejemplo, la Fundación de Periodismo de Investigación Uğur Mumcu capacita y fomenta las habilidades y la ética entre los jóvenes periodistas, incluso cuando los medios tradicionales se ven constreñidos. Además, los periodistas galardonados con premios internacionales demuestran la importancia de este campo en Turquía y su impacto a nivel internacional. Las redes sociales y las plataformas digitales permiten que el periodismo de investigación llegue a un público más amplio, pero el mayor obstáculo en este campo siguen siendo las graves amenazas a la libertad de expresión y la independencia.

India y Sri Lanka

Durante la última década, el panorama mediático en esta región ha experimentado un cambio significativo, con un control gubernamental ahora más pronunciado que nunca. La mayoría de los principales medios de comunicación de la India, en particular, se han convertido en gran medida en vehículos de propaganda del partido gobernante. Muchos canales de noticias de televisión importantes pertenecen a empresas que moldean el contenido para favorecer los intereses del gobierno. En este entorno, el periodismo de investigación genuino ha quedado relegado a los márgenes, sobreviviendo principalmente fuera del ciclo de noticias convencional.

Al mismo tiempo, la libertad de prensa en esta región ha ido en constante declive, y los periodistas se enfrentan al acoso legal por difamación, sedición y leyes antiterroristas. Las amenazas físicas y el abuso en línea son comunes, y las limitaciones económicas son agudas. La clasificación de la India en el Índice Mundial de Libertad de Prensa ha caído en los últimos años al puesto 151 en 2025, mientras que la de Sri Lanka se sitúa ahora en el puesto 139. Como resultado, el periodismo de investigación se sustenta cada vez más en medios financiados por donantes y por suscripciones, ya que los medios tradicionales evitan ese tipo de reporteo debido a las presiones de los gobiernos y los anunciantes.

“Las redacciones de investigación asiáticas a menudo se enfrentan a enormes presiones financieras, medidas represivas gubernamentales, amenazas legales, control corporativo y ataques de desinformación por parte de troles en línea”, explica Mayank Aggarwal, editora de The Reporters’ Collective. “A pesar de estos retos, las redacciones de investigación de la región, incluyendo muchas organizaciones de base, son un ejemplo brillante de lo que las redacciones independientes y decididas pueden lograr al encontrar aliados. Para superar sus limitaciones, utilizan herramientas digitales, leyes de libertad de información, colaboran con expertos y redes sociales para destapar la corrupción, exigir responsabilidades e informar sobre todas las irregularidades que ocultan los gobiernos y corporaciones”.

Las plataformas de medios digitales en India han creado espacios alternativos para historias que realmente importan al público. The Reporters’ Collective, miembro de GIJN, ha ganado renombre por sus investigaciones, revelando problemas como la opacidad del financiamiento electoral, irregularidades en los planes gubernamentales y el nexo entre corporaciones y políticos. The Scroll y The Wire han investigado temas de vigilancia, violaciones medioambientales y abuso de poder estatal, mientras que la revista The Caravan ha ofrecido narrativas en profundidad sobre la violencia comunitaria, el poder judicial y la corrupción política. Newslaundry, por su parte, se ha centrado en los propios medios de comunicación, investigando los patrones de propiedad, la desinformación y la erosión de la independencia editorial.

“Algunos de los reportajes de investigación más potentes e impactantes siguen produciéndose en Asia. Además, ofrece mayores oportunidades para el periodismo colaborativo”, afirma Dilrukshi Handunnetti, cofundadora del Centro de Periodismo de Investigación de Sri Lanka, uno de los dos miembros de GIJN en el país. Cita esta reciente investigación del CIR, que vincula el cambio climático con una creciente vulnerabilidad al dengue, como ejemplo del poder del periodismo innovador, que combina la investigación académica con el periodismo de rendición de cuentas. Señala que esta historia fue la primera vez que se estableció una conexión científica directa entre estos temas en Sri Lanka. “La historia ha sido aclamada por las autoridades sanitarias y el público”, señala Handunnetti.

Pakistán

La libertad de prensa en Pakistán siempre ha estado sujeta a desafíos. Si bien en años recientes han habido mejoras marginales en su clasificación en el Índice Mundial de Libertad de Prensa, el país aún ocupa el puesto 158, entre los peores del mundo, marcado con rojo intenso en el mapa mundial de libertad de prensa de RSF.

La creciente censura estatal de todos los medios de comunicación, ya sean digitales, impresos o electrónicos, es uno de los principales factores. Además, la consolidación de los medios por parte de grandes empresas y los modelos de ingresos vulnerables a la captura estatal, donde estos mismos medios dependen de la publicidad oficial, se combinan para crear un entorno difícil para la supervivencia del periodismo de rendición de cuentas.

A pesar de estas restricciones, existen medios digitales independientes. El sitio web de investigación basado en datos Fact Focus ha publicado investigaciones exhaustivas que exponen la corrupción gubernamental en las altas esferas. Otros sitios, como Lok Sujag, miembro de GIJN, están adoptando un enfoque hiperlocal para informar sobre las ciudades y pueblos más pequeños del país. Los periodistas también han optado por independizarse utilizando las redes sociales, principalmente YouTube, para generar ingresos y gestionar sus propios canales, más personales y libres de las restricciones corporativas.

El estado ha intentado contrarrestar esta tendencia modificando las leyes sobre contenido digital y difamación en espacios en línea, además de recurrir al acoso directo. Por ejemplo, el cofundador de Fact Focus no vive en Pakistán, pero su familia, que sí reside en el país, ha enfrentado amenazas legales, lo que muchos activistas y periodistas consideran un claro intento de intimidarlo o silenciarlo. Yendo un paso más allá, y como un símbolo de la grave situación que atraviesa la prensa en Pakistán, el gobierno incluso ha bloqueado el sitio web de Fact Focus.

Oriente Medio

Los periodistas de investigación del mundo árabe se enfrentan a diario a graves desafíos existenciales: ataques dirigidos, conflictos mortíferos, leyes draconianas y financiación limitada. Si bien hay algunos puntos positivos, como la intrépida cobertura periodística dentro de Gaza y el resurgimiento de algunas libertades de prensa tras el derrocamiento del régimen de Asad en Siria, se avecinan grandes obstáculos.

En ningún lugar son más evidentes las amenazas a la prensa que en Palestina. Se estima que la campaña de bombardeos y ataques terrestres que Israel lleva a cabo en Gaza desde la incursión de Hamás hace dos años ha causado más de 65.000 víctimas civiles hasta la fecha. Mientras tanto, ha prohibido a cualquier periodista extranjero cubrir las muertes generalizadas, que un reciente informe de una comisión de la ONU clasifica como “genocidio”. Además, el Comité para la Protección de los Periodistas y la Federación Internacional de Periodistas han documentado el asesinato de más de 200 trabajadores de medios de comunicación en Gaza desde el estallido de la guerra, algunos de los cuales, según el CPJ, fueron blanco intencional del ejército israelí.

En otros países de Oriente Medio, como Jordania, Qatar y Líbano, una serie de estrictas leyes de prensa han obstaculizado el trabajo de investigación. Entre 2023 y 2025, medios independientes en Líbano, como Daraj, se han enfrentado al escrutinio del fiscal del Estado por su trabajo.

A la ya de por sí complicada atmósfera periodística en la región se sumó la abrupta y devastadora congelación del apoyo financiero de USAID este año, que afectó gravemente al sector de desarrollo de la región y provocó la suspensión o recorte de numerosos programas de periodismo. Rawan Damen, directora general de ARIJ, miembro de GIJN, describe el impacto en esa organización: “La congelación de fondos supone una pérdida de aproximadamente el 20 % de nuestro presupuesto anual, que se suponía debía financiar varios proyectos, incluyendo una beca de periodismo ambiental y nuestro foro anual”.

A pesar de estos retos, los periodistas de la región trabajan duro para que los responsables rindan cuentas. ARIJ y otros investigaron los asesinatos de periodistas de Gaza en The Gaza Project (el Proyecto Gaza). En Siria, una reciente colaboración entre medios de comunicación internacionales y sirios reveló cómo el antiguo régimen secuestraba y traficaba niños. Además, este año, Reuters publicó una importante serie sobre el nuevo régimen post-Assad, que incluía detalles sobre masacres y corrupción. Y una reciente investigación transfronteriza de la BBC reveló la trata y explotación de mujeres ugandesas en el Golfo Pérsico.

China, Hong Kong y Taiwán

Con una libertad de prensa que se sitúa sistemáticamente entre las más bajas del mundo, China ha encarcelado a más periodistas que cualquier otro país cada año desde 2014. Hoy en día, tanto la industria de noticias establecida de China como su singular tradición de periodismo de investigación están al borde de la extinción, sustituidas por el control absoluto del Partido Comunista Chino (PCCh) sobre el panorama mediático. Y el “Gran Cortafuegos” de China sigue fortaleciéndose, fomentando un ecosistema digital cerrado donde todo el contenido de las redes sociales, desde la publicación y difusión hasta las opiniones de los usuarios, está estrictamente censurado en plataformas como WeChat, Zhihu y Xiaohongshu.

Los medios institucionales han sido neutralizados y los medios privados han sido clausurados sistemáticamente, lo poco que queda del periodismo crítico chino ahora existe en pequeños grupos descentralizados. Estas operaciones suelen estar desinstitucionalizadas, altamente especializadas en los temas que cubren y dispersas de forma desigual en el panorama de las redes sociales. Muchos de los responsables de estos sitios web de noticias son periodistas profesionales formados durante la era más abierta de 2003-2013. Ahora abordan temas tabú para los medios estatales, a menudo bajo la apariencia de obras literarias de no ficción o historias personales que exploran destinos y decisiones individuales.

A medida que la libertad de prensa en China se ha deteriorado, un número creciente de periodistas del país han optado por exiliarse o se han visto obligados a hacerlo. Entre los más destacados se encuentran los exreporteros de CCTV Chai Jing y Wang Zhi’an. Ambos han conseguido una enorme cantidad de seguidores, con más de un millón de suscriptores, en YouTube, lo que les otorga una influencia significativa fuera del control estatal. Además de estas figuras de alto perfil, en los últimos años también se ha visto el auge de plataformas de medios de comunicación independientes y anónimas como Mang Mang Magazine y WOMEN, fundadas por periodistas que buscan continuar su trabajo desde el extranjero.

La libertad de prensa en Hong Kong se ha deteriorado rápidamente desde la aprobación de la Ley de Seguridad Nacional en 2020. Los dos principales medios prodemocráticos cerraron hace años, y Radio Televisión Hong Kong (RTHK) se ha transformado de una emisora ​​pública a un portavoz oficial del Estado. Los medios de comunicación independientes en lengua china son ahora una especie en peligro de extinción. A pesar de todo, en los últimos años han surgido nuevos medios de investigación como The Collective. Además, a medida que un gran número de hongkoneses se han mudado al extranjero, ha surgido una oleada de medios de comunicación dirigidos por exiliados, como The Chaser News, Flow HK Magazine, Green Bean Media y Photon Media.

Taiwán, en cambio, goza de mucha mayor libertad de prensa que China continental o Hong Kong y tiene la calificación general más alta del continente, ocupando el puesto 24 a nivel mundial según RSF. Sin embargo, sigue enfrentándose a la propagación de la desinformación y al impacto de la evasión informativa, según afirma Sherry Lee, directora de operaciones y editora jefe de The Reporter, miembro de GIJN. “El desafío es diferente, pero igualmente profundo”, afirma Lee. “La infiltración de la desinformación y la influencia penetrante de China. Estas fuerzas han llevado a muchas personas a evitar las noticias y a acercarse a la información y al periodismo con profundo escepticismo, a veces incluso con un sentido de nihilismo”.

Bangladesh

El periodismo de investigación sigue bajo presión en Bangladesh, aunque el reciente derrocamiento del represivo gobierno de la Liga Awami ha generado cierto optimismo, y la clasificación del país en el Índice Mundial de Libertad de Prensa ha brincado 16 puntos en el último año. Aun así, los medios de comunicación se muestran recelosos del nuevo régimen y siguen avanzando con lentitud en la publicación de noticias de investigación importantes en medio de la agitación y la incertidumbre política.

Esta cautela se debe, en parte, a la vigencia de la Ley Antiterrorista del país, aprobada en 2009. Esta ley se ha utilizado regularmente como arma para atacar e intimidar a la prensa y ha sentado un precedente de enjuiciamiento y encarcelamiento de periodistas por publicar historias que avergüenzan a quienes ostentan el poder o expresan su disidencia. Una investigación de datos del Daily Star reveló que 266 periodistas en el país enfrentan cargos penales relacionados con las protestas nacionales de 2024 que llevaron a la destitución del gobierno, y más de 20 periodistas se encuentran actualmente en prisión. El destacado periodista Manjarul Alam Panna fue arrestado mientras impartía una charla en un seminario, por cargos relacionados con la Ley Antiterrorista.

Si bien los periodistas en Bangladesh continúan trabajando en estas circunstancias desafiantes, existe preocupación por la disminución del número de reportajes de investigación importantes. Muchos medios de comunicación están adoptando deliberadamente una política de “esperar y ver” como una forma de sortear el actual período de transición política del país. Este enfoque ha frustrado a algunos periodistas, ya que limita su capacidad para investigar y publicar historias contundentes a pesar de tener acceso a información importante.

Sudeste Asiático

El periodismo de investigación en el Sudeste Asiático varía enormemente. En países como Myanmar, Vietnam, Laos y Camboya, no existe una prensa independiente, ya que estos países tienen un control estatal absoluto o de facto sobre los medios de comunicación. Otros naciones, como Tailandia (85.º) y Malasia (88.º), han experimentado avances modestos en la clasificación mundial de libertad de prensa de RSF y cuentan con ejemplos de sitios web de periodismo de investigación sólidos, entre ellos Malaysiakini, miembro de GIJN y coanfitrión de la Conferencia Global de Periodismo de Investigación este año, y Prachatai, con sede en Bangkok. Mientras tanto, algunos países como Singapur e Indonesia han experimentado un deterioro notable en entorno periodístico en la última década.

En Indonesia, el país más poblado de la región, los periodistas siguen siendo víctimas de diversas formas de violencia (desde abusos verbales e intimidación, pasando por violencia física y criminalización, hasta asesinatos) en su mayoría perpetradas por la policía, según la Alianza de Periodistas Independientes (IJA) del país. Ciberataques como el doxxing, el secuestro de cuentas y los ataques DDoS también siguen teniendo como objetivos a los periodistas y medios de comunicación.

La grave situación se ha visto agravada por el colapso de la financiación sostenible para los medios independientes debido a una orden ejecutiva emitida por el presidente estadounidense Donald Trump. “Tras la orden ejecutiva de Trump, que condujo al cierre de USAID, varios medios de comunicación independientes en Indonesia perdieron el apoyo para realizar periodismo de investigación de calidad”, explica Fransisca Susanti, directora ejecutiva de JARING, miembro de la GIJN, que ofrece desarrollo de capacidades, producción de contenido y asistencia de emergencia para los medios de comunicación del país.

“Los medios de comunicación generalmente carecen de un presupuesto específico. La mayor parte del periodismo de investigación en Indonesia proviene de fuentes externas, incluyendo financiación internacional”, explica Bayu Wardhana, secretario general de la IJA. Como resultado, advierte que existe un déficit en la cobertura de las políticas del país sobre recursos naturales, que a menudo son “destructivas para el medio ambiente y controladas por un puñado de personas”.

A pesar de estos desafíos, Bayu cree que el periodismo de investigación sigue prosperando gracias a la persistencia de proyectos como IndonesiaLeaks y el Club de Periodistas de Investigación (KJI). La esperanza también sigue creciendo, afirma Sustani, gracias a “la colaboración no solo entre los medios de comunicación, sino también entre los medios y las ONG para que el periodismo de investigación tenga mayor impacto”.


Los editores regionales de GIJN para Asia colaboraron en la redacción de este reporte. Entre ellos se encuentran Pinar Dağ, Olga Simanovych, Deepak Tiwari, Amel Ghani, Majdoleen Hasan, Joey Qi, SK Tanvir Mahmud y Kholikul Alim.

Nyuk nació en el año 2000 en Corea del Sur. Actualmente estudia en el Departamento de Educación en Artes Aplicadas de la Universidad de Hanyang en Seúl, Corea del Sur, donde también trabaja como ilustrador. Desde su exposición en Hidden Place en 2021, ha participado en diversas exposiciones de ilustración. Le interesa principalmente el dibujo a mano, que representa el valor de su mundo artístico.

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