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Guía para periodistas: investigar secuestros políticos y desapariciones forzadas

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Ayotzinapa

Una marcha en la Ciudad de México para exigir justicia por el caso de los 43 estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa. La camiseta dice: “Su dolor es nuestro dolor”. Imagen: Shutterstock

GIJN publicó una serie que forma parte de su Guía del reportero para investigar el crimen organizado, que se lanzó en noviembre en la Conferencia Global de Periodismo de Investigación. Esta sección, que se enfoca en las desapariciones forzadas, fue escrita por Marcela Turati, una periodista de investigación que ha cubierto la guerra contra las drogas en México y que es miembro fundador del proyecto periodístico Quinto Elemento Lab.

En uno de los primeros episodios de la serie de televisión “Breaking Bad”, dos de los personajes principales disuelven un cadáver en una bañera llena con ácido. Esta escena perturbadora muestra los obstáculos que deben superar estos productores de metanfetaminas para deshacerse de un cuerpo. Aunque en Netflix se usan estos detalles horripilantes para dar un efecto dramático, los personajes están utilizando una práctica común entre las fuerzas de seguridad y bandas de crimen organizado: la desaparición de personas.

En un principio, las desapariciones forzadas se usaban en las guerras como técnica para evitar que los cadáveres de los enemigos regresaran a sus tierras. También lo hacían los regímenes autoritarios como táctica inhumana de contrainsurgencia (como se vio en Latinoamérica en los años 70) o para sembrar el terror en las personas que se consideraban enemigas en una guerra civil (los ejemplos más conocidos ocurrieron en España, Bosnia y Herzegovina, Ruanda, Siria e Irak). Los grupos de crimen organizado han refinado esta práctica.

Investigar una desaparición comienza cuando se desconoce el paradero de una persona o cuando se descubre un cadáver no identificado.

Desaparecer gente beneficia a los delincuentes de muchas maneras: complica cualquier investigación, las víctimas (vivas o muertas) siguen ocultas la mayor parte del tiempo y se puede mezclar o confundir con otros crímenes como secuestro, sustracción de menores, trata de personas, reclutamiento forzado o asesinato.

Como se ha demostrado en países como México y Guatemala, los mismos funcionarios que han aplicado métodos de contrainsurgencia ilegal o de terrorismo de estado han formado a las organizaciones delictivas en tortura, asesinato o desaparición de personas. Existen pruebas de que en países con altos niveles de impunidad y corrupción, los delincuentes están protegidos y hay agentes del estado cómplices de estas desapariciones o que son artífices de estos delitos. 

De paso, los narcóticos y el dinero sucio suelen complicar la situación. “El crecimiento de la industria ilegal de narcóticos en América Central y Sudamérica ha producido una combinación tóxica de carteles de droga, paramilitares de derecha y de izquierda, y fuerzas de seguridad que se extralimitan”, concluyó un informe reciente de la Comisión Internacional sobre Personas Desaparecidas (ICMP, por sus siglas en inglés). “En todos los casos, esto ha resultado en una epidemia de intimidación, asesinato y desaparición”.

Según las Naciones Unidas, cientos de miles de personas han desaparecido durante conflictos o períodos de represión en al menos 85 países del mundo. Pero, como muchos países no levantan estadísticas sobre este crimen y no existe una definición aceptada en el mundo, es imposible calcular con precisión cuántas personas son víctimas de desaparición cada año. Por ejemplo, algunos países solo cuentan a las víctimas de desaparición forzada cometida por agentes del gobierno, otros consideran cualquier desaparición relacionada con la violencia y unos cuantos incluyen a todas las personas cuyo paradero es desconocido, ya sea por guerra, migración o desastres naturales.

Al igual que existe un impacto personal y emocional devastador para los familiares de los desaparecidos, también hay consecuencias económicas. Un estudio australiano calcula que cada persona desaparecida le cuesta a su comunidad el equivalente a 1,770 dólares americanos, una cifra que incluye costos de búsqueda, pérdida de ingresos mientras la familia está buscando, así como costos legales y de salud.

Los métodos para desaparecer personas varían y dependen de ciertos contextos. En lugares como Venezuela o India, se sabe que han desaparecido personas que trabajan en la minería ilegal; en Filipinas, les ocurre a personas que el gobierno considera delincuentes o narcotraficantes; en México, podrían ser personas atrapadas en disputas territoriales de grupos delictivos; los niños vietnamitas pueden desaparecer dentro de redes de contrabando europeas; en la industria pesquera Tailandesa algunos pescadores son obligados a hacer trabajo forzoso y nunca se les vuelve a ver; y la mafia italiana ha disuelto a algunas víctimas en ácido.

Los delincuentes desaparecen a las personas por varias razones: para castigar a quienes perciben como enemigos, perjudicar a personas que podrían entorpecer negocios, aterrorizar a comunidades (por ende, controlar personas y territorios) o enviar un mensaje sobre la propiedad de un sitio, ruta de comercio o mercado. También se utiliza la desaparición para ocultar asesinatos al deshacerse del corpus delicti (cuerpo del delito y prueba de un crimen) y lograr evadir la atención de la policía. 

La desaparición forzada es un delito que no termina: continúa hasta que la víctima reaparece, viva o muerta. La incertidumbre de no saber el paradero de las víctimas tiene un poder destructivo y, para quienes buscan a esta persona, equivale a una tortura constante. Esta incertidumbre puede quitarles la salud, ahorros, vínculos sociales, estabilidad, planes de vida y bienestar emocional y psicológico. Aparte de la familia, una desaparición afecta a otras personas cercanas a la víctima y llega a dañar a la comunidad. Además de todo esto, la impunidad le suma una fuente constante de revictimización.

No hay un solo método de periodismo de investigación que se pueda aplicar a estos delitos, ya que cada grupo delictivo opera siguiendo sus propias reglas, capacidades y contexto. En aquellos lugares donde las agencias estatales son cómplices o están involucradas de forma directa, el panorama puede ser incluso más difícil de determinar.

Hay pruebas de que distintas organizaciones tienen especialistas en desaparecer personas. Esto podría significar que someten a sus víctimas a campos de trabajos forzados, las asesinan y esconden los cadáveres bajo la tierra o el agua, las disuelven en ácido o las creman. No existe límite para las atrocidades que se pueden imaginar. 

No es común encontrar a una víctima a través de un reportaje. Los periodistas pueden ayudar a mostrar el contexto de una desaparición, reportear sobre el patrón delictivo de un grupo criminal, investigar quiénes son las víctimas y los responsables, establecer de qué maneras están involucrados los agentes estatales, evaluar los éxitos (o fracasos) de las investigaciones oficiales y quizás aclarar sucesos confusos, como el lugar, motivo y tipo de desaparición.

Los periodistas deben usar diversos métodos para obtener información. La prensa por sí sola no tiene el alcance de la fiscalía, que puede entrevistar a los sospechosos, ir a centros de seguridad donde están retenidos, excavar en posibles lugares de sepultura para encontrar cadáveres y realizar análisis genéticos de los restos humanos para identificar al asesinado.

Fuentes

Comienza la investigación recopilando la mayor cantidad de noticias publicadas, artículos, imágenes y fuentes que puedan brindar contexto. Al revisar el material, identifica los ángulos, así como otras fuentes. Toma en cuenta los riesgos personales relacionados con el trabajo.

Las siguientes organizaciones cuentan con reconocidos expertos en la investigación de desapariciones:

Antes de realizar trabajo de campo es esencial conocer todo lo posible sobre los grupos delictivos que operan en la región, además de los antecedentes de las fuerzas de seguridad locales, para detectar posibles patrones de protección.

Sé escéptico sobre otros artículos de noticias, ya que los reporteros podrían estar censurados. Busca fuentes informadas sobre las dinámicas criminales, haz un mapa de las partes interesadas, determina en qué orden y en qué momento las contactarás y siempre calcula los riesgos de seguridad de cualquier investigación.

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Siempre trata de tener contactos en la zona antes de viajar al sitio del reportaje, establecer un protocolo de seguridad personal en caso de emergencia y evitar llevar información que podría comprometer la investigación u otras fuentes.

Haz un plan enfocado en establecer quién desapareció a cierta persona o grupo y cómo. Además, determina si la víctima podría estar viva, muerta o detenida, si hay tumbas clandestinas o cadáveres sin identificar, y si esto concuerda con un patrón del área.

  • Familiares y personas cercanas a la víctima

El acercamiento y las entrevistas se deben realizar con mucho respeto, empatía y tacto. Por lo general, los familiares han investigado y tienen información del caso. Lo más recomendable es consultar con expertos sobre cómo realizar estas entrevistas sin volver a generar traumas a la familia o amigos de la víctima.

Los reporteros deben considerar con prudencia cómo los sucesos dolorosos pueden afectar la memoria de las personas. Los recuerdos se pueden distorsionar por el paso del tiempo, las noticias y las opiniones de otras personas. En todos los casos, se sugiere buscar pruebas que apoyen estos testimonios y evitar forzar una versión de la realidad omitiendo informaciones contradictorias.

  • Testigos

Durante el trabajo de campo, encuentra quién podría haber sido testigo de la desaparición y pídele detalles.

  • Sobrevivientes

La información más valiosa podría venir de las personas que estuvieron cautivas con la víctima. El miedo podría evitar que hablen, así que los periodistas deben priorizar la seguridad de las fuentes y evitar la revictimización. En muchos casos, se les hace más fácil hablar a las personas desplazadas a la fuerza o que han salido del país donde fueron víctimas.

  • Defensores de derechos humanos, abogados, colectivos, líderes comunitarios, el clérigo

Las familias que se han organizado en grupos, debido a las similitudes en sus casos, podrían tener información que resulte útil para encontrar patrones relacionados con los delitos que están buscando resolver.

  • Documentos judiciales

¿Hay personas en prisión que podrían tener información de primera mano sobre las redes delictivas investigadas? ¿Alguien ha testificado contra el grupo delictivo? Recuerda que toda la información se debe cotejar con otras fuentes.

  • Solicitudes bajo la Ley de Libertad de Información

Muchas veces la información que quieren los reporteros no es pública, pero existe. Para obtenerla, deben usar herramientas de transparencia como las leyes de libertad de información o las instituciones en sus propios países (u otras naciones) vinculadas con los casos.

  • Otras fuentes de datos abiertos

Busca información en cuentas de redes sociales de la persona desaparecida. Busca pistas en sus actividades, contactos y otras herramientas públicas. Es útil organizar la información en hojas de cálculo de Excel.

  • La policía y fiscales

Estas son las personas responsables de la investigación oficial. Ten cuidado de no publicar detalles que podrían arriesgar su trabajo, ayudar a los culpables o poner a las víctimas en un peligro mayor.

Al consultar con la policía o fuerzas de seguridad, evita revelar información clave que poseas sobre el delito o las sospechas que tengas de que las autoridades están conspirando con los delincuentes.

  • Expertos forenses independientes

Ayudan a determinar si los documentos obtenidos son verdaderos y brindan perspectiva en asuntos especializados, como la fiabilidad de los procedimientos gubernamentales para obtener pruebas genéticas.

Casos de estudio

Anatomía de una masacre

Este proyecto de ProPublica de 2017 cuenta la historia de una masacre relacionada con las drogas en Allende, México, y las decenas de personas que resultaron desaparecidas. Durante varios viajes a la zona para generar confianza, los autores hablaron con víctimas y testigos, y recopilaron llamadas al 911 y otros documentos oficiales. El reportaje se realizó en México y Estados Unidos para reconstruir qué sucedió, cuántas personas desaparecieron y sus historias.

Siempre trata de tener contactos en la zona antes de viajar al sitio del reportaje, establecer un protocolo de seguridad personal en caso de emergencia y evitar llevar información que podría comprometer la investigación u otras fuentes.

Haz un plan enfocado en establecer quién desapareció a cierta persona o grupo y cómo. Además, determina si la víctima podría estar viva, muerta o detenida, si hay tumbas clandestinas o cadáveres sin identificar, y si esto concuerda con un patrón del área.

  • Familiares y personas cercanas a la víctima

El acercamiento y las entrevistas se deben realizar con mucho respeto, empatía y tacto. Por lo general, los familiares han investigado y tienen información del caso. Lo más recomendable es consultar con expertos sobre cómo realizar estas entrevistas sin volver a generar traumas a la familia o amigos de la víctima.

Los reporteros deben considerar con prudencia cómo los sucesos dolorosos pueden afectar la memoria de las personas. Los recuerdos se pueden distorsionar por el paso del tiempo, las noticias y las opiniones de otras personas. En todos los casos, se sugiere buscar pruebas que apoyen estos testimonios y evitar forzar una versión de la realidad omitiendo informaciones contradictorias.

  • Testigos

Durante el trabajo de campo, encuentra quién podría haber sido testigo de la desaparición y pídele detalles.

  • Sobrevivientes

La información más valiosa podría venir de las personas que estuvieron cautivas con la víctima. El miedo podría evitar que hablen, así que los periodistas deben priorizar la seguridad de las fuentes y evitar la revictimización. En muchos casos, se les hace más fácil hablar a las personas desplazadas a la fuerza o que han salido del país donde fueron víctimas.

  • Defensores de derechos humanos, abogados, colectivos, líderes comunitarios, el clérigo

Las familias que se han organizado en grupos, debido a las similitudes en sus casos, podrían tener información que resulte útil para encontrar patrones relacionados con los delitos que están buscando resolver.

  • Documentos judiciales

¿Hay personas en prisión que podrían tener información de primera mano sobre las redes delictivas investigadas? ¿Alguien ha testificado contra el grupo delictivo? Recuerda que toda la información se debe cotejar con otras fuentes.

  • Solicitudes bajo la Ley de Libertad de Información

Muchas veces la información que quieren los reporteros no es pública, pero existe. Para obtenerla, deben usar herramientas de transparencia como las leyes de libertad de información o las instituciones en sus propios países (u otras naciones) vinculadas con los casos.

  • Otras fuentes de datos abiertos

Busca información en cuentas de redes sociales de la persona desaparecida. Busca pistas en sus actividades, contactos y otras herramientas públicas. Es útil organizar la información en hojas de cálculo de Excel.

  • La policía y fiscales

Estas son las personas responsables de la investigación oficial. Ten cuidado de no publicar detalles que podrían arriesgar su trabajo, ayudar a los culpables o poner a las víctimas en un peligro mayor.

Al consultar con la policía o fuerzas de seguridad, evita revelar información clave que poseas sobre el delito o las sospechas que tengas de que las autoridades están conspirando con los delincuentes.

  • Expertos forenses independientes

Ayudan a determinar si los documentos obtenidos son verdaderos y brindan perspectiva en asuntos especializados, como la fiabilidad de los procedimientos gubernamentales para obtener pruebas genéticas.

Estudios de casos

Anatomía de una masacre

Este proyecto de ProPublica de 2017 cuenta la historia de una masacre relacionada con

How the US Triggered a Massacre in Mexico - ProPublica

Exposé de ProPublica’s sobre cómo efectivos de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos desencadenaron una masacre en México. Imagen: Captura de pantalla

las drogas en Allende, México, y las decenas de personas que resultaron desaparecidas. Durante varios viajes a la zona para generar confianza, los autores hablaron con víctimas y testigos, y recopilaron llamadas al 911 y otros documentos oficiales. El reportaje se realizó en México y Estados Unidos para reconstruir qué sucedió, cuántas personas desaparecieron y sus historias.

Trabajo esclavista en la industria pesquera

Una organización no gubernamental llevó a varios periodistas de AP a una isla remota en Indonesia, donde se encontraban 2000 trabajadores esclavizados cuyo paradero desconocían sus familias. Los periodistas entrevistaron y siguieron a las personas que volvieron a casa. Aparte, documentaron cementerios clandestinos en los que habían enterrado a los muertos bajo nombres falsos. La investigación, que ganó el Premio Pulitzer en 2016, logró que las autoridades de Indonesia rescataran a los trabajadores esclavizados y detuvieran a algunos de los captores.

Ausentes: una mirada dentro de las familias que arriesgan todo para revelar la verdad

Esta investigación de Globe and Mail de 2020 narró cómo nueve familias mexicanas encontraron a seres queridos en un cementerio clandestino a las afueras de la ciudad portuaria de Veracruz, México. El equipo digital del periódico creó un modelo 3D de la tumba y lo combinó con imágenes del terreno y testimonios de voluntarios que excavaron. Esto ayudó a ilustrar el tamaño del área.

Consejos y herramientas

Actúa rápido, pero toma precauciones

Es importante obtener información durante las primeras horas luego de una desaparición. La víctima puede haber dejado pistas importantes en las redes sociales o a través de mensajes de texto, podría haber testigos y grabaciones de casas o negocios vecinos, o transeúntes que hayan grabado algo de interés. Recuerda, si tienes acceso a cámaras de seguridad, cuentas con pruebas. No eres la policía, así que puedes copiar la grabación original con tu teléfono, pero no debes llevarte el original.

Usa tecnología para geolocalización

Cuando tengas la autorización y colaboración de familias, intenta determinar si la víctima usó su teléfono. Considera probar también otras herramientas de geolocalización. Además, puedes ver si la persona recibió llamadas antes o después de la desaparición. Por lo general, el gobierno suele obtener este registro como parte de la investigación: identifica antenas de telecomunicaciones cercanas y establece un posible radio de ubicación. En algunos países,  estos datos se les entrega a las familias y luego, a través de ellas, a los periodistas.

2009 Google Street View image from Juarez of three missing Mexican women

En esta imagen de Google Street View de 2009, se pudo ver a varias mujeres mexicanas, que luego desaparecieron o fueron asesinadas, sentadas fuera de un hotel-bar en Juárez. Imagen: Captura de pantalla (Google Street View)

Usa Google Earth, Google Street View, e imágenes satelitales

Estas herramientas les permiten a los periodistas ver zonas de difícil acceso o que estén bajo el control de los delincuentes. En Juárez, por ejemplo, una imagen de Google Street View de 2009 capturó a un grupo de mujeres jóvenes reportadas como desaparecidas, sentadas fuera de un hotel, donde muchas habían sido sometidas al tráfico sexual. También se pueden usar drones, pero debes evaluar el riesgo en lugares controlados por criminales.

Comprueba la veracidad de los documentos y declaraciones

Incluso la información forense o gubernamental, obtenida a través de plataformas de transparencia o entrevistas, puede ser falsa. Toma en cuenta que los datos oficiales a los que tienes acceso podrían estar manipulados siempre que haya conflictos de intereses o corrupción. Busca a los expertos que puedan ayudar a analizar y verificar las pruebas e información forense.

“Pesca” la información y espera

En ciertos casos, valdría la pena publicar algunos hallazgos iniciales para atraer nuevas fuentes y “pescar” más información. Si se divulga que se está realizando una investigación, algunas personas se pueden motivar a hablar.

Procede con precaución cuando hallen a las presuntas víctimas

No saques conclusiones apresuradas cuando se encuentre el cadáver de una persona desaparecida, incluso si la ropa, tatuajes o documentos coinciden. Dar esta información sin confirmación genética, o la validación de los expertos, hará daño a las familias y perderás su confianza.

Seguridad digital, física y emocional

Debes establecer protocolos claros para la seguridad física, psicológica y digital. Conoce cómo debes comunicarte con tus fuentes y protege la información delicada.

Investigar desapariciones puede ser angustiante, frustrante y peligroso. Estos trabajos involucran imágenes de cadáveres y tortura, así como entrevistas con personas traumatizadas. Considera tener una red de apoyo en la que confíes, rutinas de cuidado personal y, en casos complejos, ir a terapia.

Conclusión

Investigar desapariciones no es tarea fácil. El trabajo de cada periodista es pensar en las posibles consecuencias que pueda tener su publicación para las personas entrevistadas y las víctimas, debido a la violencia generalizada y a la impunidad de los responsables. Evalúa cuáles son los riesgos para las fuentes, si están dispuestas a tomarlos, y cómo se pueden reducir.

Tu prioridad es obtener información valiosa mientras te aseguras de que las víctimas no sufran una revictimización debido a tu trabajo. Recuerda mantener a salvo a tus fuentes, la investigación y a ti.

Recursos adicionales

Cómo investigar las desapariciones forzadas en Latinoamérica 

GIJN en YouTube: Investigando las desapariciones: crimen organizado y personas desaparecidas

Rastrear a los desaparecidos: principales consejos de periodistas investigativos en la vanguardia


marcela-turati-profile-Copy-768x762Marcela Turati es periodista de investigación independiente y cofundadora de la organización sin fines de lucro Quinto Elemento Lab de periodismo de investigación mexicano y del sitio web ¿Adónde van los desaparecidos? Turati es conocida por sus investigaciones sobre personas desaparecidas, desapariciones forzadas, masacres de migrantes y fosas comunes.

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